EconoNuestra

Los timadores triunfantes

Beatriz Gimeno
Miembro del colectivo econoNuestra

Hace un par de días estuve en Galicia y cuando paseaba por la calle de una de sus capitales escuché unos pitos y un barullo ante el que nadie se sorprendía. Después, ante cierta indiferencia general, presencié un desfile de personas la mayoría mayores y –no había más que verlas- trabajadoras, de las que se han dejado la vida en el trabajo. Los manifestantes eran gente de esa que hasta ahora no era habitual de las manifestaciones: señoras y señores mayores con aspecto de no meterse en política o, al menos, de no hacerlo de manera muy habitual. Pero allí estaban, denunciando con pitos que han sido víctimas del timo de la estampita versión bancos y Cajas: las preferentes. A estas personas los bancos les han robado sus ahorros. En total casi 30.000 millones de euros en preferentes y unos 16.000 en deuda subordinada. Y se lo han robado mediante una estafa perfectamente organizada por los dueños de estos bancos y cajas. Y además, a muchos de ellos no sólo no les van a devolver lo robado, sino que Europa ha puesto como una de sus condiciones inhumanas que no se lo devuelvan o que les devuelvan sólo una parte.

Este es uno de los casos más sangrantes de entre los que demuestran que la ley no existe para los poderosos y que los únicos que pueden vulnerarla y ser castigados por ello son los pobres. Si una persona denuncia que alguien le ha timado ese alguien puede ser detenido.  Si uno firma un contrato –cualquier contrato- que contiene datos falsos, el contrato es nulo; si uno compra una casa con cinco habitaciones y al abrir la puerta se encuentra con que la casa comprada solo tiene una; si una compra un coche y resulta que le entregan una moto...la venta no vale, todo lo firmado es nulo y si hay dolo, si el timador sabía que estaba cometiendo un timo, todo ello será un delito. Hay un timo, hay un delito, hay un castigo, habrá un resarcimiento del daño.  Pero si quien te tima es un banco entonces no hay delito de ningún tipo, nadie va a la cárcel, nadie es responsable y nadie te devuelve tu dinero. Te aguantas porque eres pobre y el timador es un banco; y los demás lo dejamos pasar porque nos hemos acostumbrado muy rápidamente a la injusticia generalizada en la que los bancos son como los antiguos señores feudales: nos esquilman y el poder les apoya, así que aquí cada uno/a tiene que aprender a protegerse como puede.

Algunos bancos necesitaban dinero para equilibrar sus balances contables y no entrar en quiebra y ¡oh gran idea! se les ocurrió quedarse con el dinero de los depósitos de muchos pequeños ahorradores. Para ello, y mediante mentiras en muchos casos y a las bravas en otros, transformaron los depósitos a plazo fijo de estos ahorradores en un producto financiero dedicado a expertos y grandes inversores y que, de manera muy resumida, funciona poniendo el capital fuera del alcance de su dueño para siempre. Mintieron a sus clientes, como se ha demostrado, haciéndoles creer que sus ahorros iban a ir a un depósito a plazo fijo sin ningún riesgo; es decir, les timaron. Y les timaron con dolo y aprovechándose de su vulnerabilidad, pues fueron timados los más vulnerables, los que más confiaban en sus bancos y en sus bancarios, los que menos conocen de lo que los bancos son capaces. Y timaron sabiendo que timaban y era tal su avaricia y su sensación de impunidad que, en muchos casos, no se preocuparon siquiera de que el timo tuviera una mínima apariencia de legalidad: falsificaron la firma de niños, de ancianos analfabetos, de enfermos que no podían ni firmar; estamparon firmas falsas en documentos en los que los afectados dicen comprender lo que firman, cuando ni siquiera se lo habían explicado. Los bancos y las Cajas transformaron en preferentes los ahorros de comunión de un niño, se las vendieron a gente de más de 80 años que pusieron su firma donde les dijeron, a gente que no sabía leer; a hombres y mujeres emigrantes que se han pasado la vida trabajando fuera para ahorrar una miseria. A todos estos llegó el banco con sus propias necesidades, les hizo un truco de magia y...ya no tenían ahorros. Y después, a todos ellos les han dicho que tienen dos opciones: o entran en un procedimiento que les devolverá un poco de esos ahorros o van por su cuenta, se meten en un calvario judicial y se exponen a quedarse sin nada.

El gobierno calla, naturalmente. ¿Qué va a decir el mismo gobierno que ha timado a toda la ciudadanía con un programa electoral en el que no había una sola verdad? Nada. El mismo gobierno que impone el copago de medicamentos a jubilados con enfermedades crónicas o a niños y niñas con enfermedades graves ¡cómo va a preocuparse de los ahorros de gente corriente expoliada por los bancos! Sería un contrasentido. Nuestro gobierno "hace lo que hay que hacer", como dijo Rajoy: preocuparse de los intereses de los bancos. Los pobres que sigan tocando el pito, que ya están cambiando el código penal para que tocar el pito en una manifestación de protesta conlleve penas de cárcel o multas que te dejen temblando. Algunos jueces están dando la razón a los timados, pero la justicia es lenta y ellos y ellas son la mayoría ancianos y necesitan el dinero ahora.

En consonancia con la famosa meritocracia que tanto gusta a los capitalistas, los banqueros que inventaron el timo de las preferentes, los que las vendieron fraudulentamente y los gestores o inspectores de la CNMV que ya sabían que todo era un timo pero no hicieron nada para impedirlo han sido recompensados con pensiones millonarias o recolocados en puestos buenísimos. Cuando el neoliberalismo habla de meritocracia se refiere a la capacidad de estafa, explotación y expolio, los méritos más valorados y recompensados en esta sociedad,  ¿alguien lo duda?

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