EconoNuestra

Adiós crisis, bienvenidos a una peor

Jordi Angusto
Nova Esquerra Catalana y asociado a econoNuestra

¿Alguien con dos dedos de frente puede creer que de la crisis de un modelo insostenible se puede salir imponiendo uno que todavía los es más? O más sencillamente, ¿alguien puede creer que cavando más hondo se puede salir de un pozo?

Recordémoslo: la actual crisis es el resultado de una concentración de riqueza tal que quienes la acumularon, como no sabían donde gastarla ni invertirla, inflaron una burbuja descomunal tras cuyo pinchazo el resto del mundo ha salido, además de pobre, endeudado. Y ahora se pretende haber resuelto la cosa a base de empobrecer aún más al 99%.

A ver, ¿dónde meterá ahora su riqueza ese 1%? ¿Dónde, si un 99% empobrecido no genera suficiente demanda para justificar inversión ninguna? Ah, sí, el sector público; aún pueden comprar a precio de saldo los servicios públicos y pretender que los pobres empobrecidos paguen por ellos. Antes de morir, ¿quién no empeñará hasta el anillo de boda?

Y cuando hasta esos anillos tengan, ¿entonces qué?

Los fondos buitre sobrevuelan nuestro país con las maletas llenas de billetes que no saben dónde meter ni qué otras fórmulas financieras inventar para prestar sin riesgo a quienes aparentemente aún puedan pagar.

Pobres imbéciles. Aún creen que ser como Midas es una bendición, sin darse cuenta de que la maldición de Midas consistía en no poder hincar el diente en todo cuanto deseaba y que al tocar convertía en oro. Y el problema es que ese oro es nuestro, y que siendo nuestro y gastándolo es como mejor podríamos hacer girar la loca máquina de la economía.

Y hay quien aún pregona haber salido de la crisis cuando están cimentando las bases de la próxima. Paro, pobreza y concentración de riqueza, el cóctel molotov del capitalismo preparado a conciencia por los adalides del capitalismo. Qué ironía. Qué gran tragedia a la espera de un buen autor.

Refundar el capitalismo, decían; abrir un paréntesis para socializar las pérdidas hasta que de nuevo hubiera beneficios, eso querían decir. Y ahora que ya los tienen no saben qué hacer con ellos. Ni siquiera el señuelo del crecimiento les sirve. ¿Para qué, si mayor concentración de poder y de riqueza no podrían ya tenerla?

Y mientras, la política y la democracia resueltas a mantenerse al margen, a abdicar de sus responsabilidades en pro de una economía que debía satisfacer las necesidades de la mayoría y se pudre en las cuentas corrientes de una muy minoritaria minoría.

Pobres imbéciles y pobres de nosotros si nuestro único recurso pacífico, el voto, lo ponemos en sus manos.

Más Noticias