EconoNuestra

Determinantes de la economía de Madrid

José María Mella
Expresidente de la Asociación Madrileña de Ciencia Regional, catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de econoNuestra

En diferentes foros se están debatiendo análisis y propuestas de política económica sobre el futuro de la economía de Madrid, con el telón de fondo de las citas electorales del próximo mes de mayo a municipios y a la Comunidad Autónoma. A continuación, se plantean un conjunto de determinantes de la economía madrileña, por si pudieran contribuir a la formulación de alternativas adecuadas a la crisis económica actual (léase el siguiente artículo del autor, relacionado con éste, titulado Retos de la Economía de Madrid).

El primer determinante a tener en cuenta es que Madrid no sólo está investida de identidad como capital política, financiera y empresarial de España, sino también como capital de servicios centrales, sanitaria, educativa y ferial. Es además el centro nodal de las conexiones de la península ibérica. Todos estos rasgos, que configuran su centralidad, le dotan de las necesarias economías de aglomeración, fundamentales para conseguir relativamente elevados niveles de productividad.

El segundo determinante es el de los transportes y la logística. Madrid es una región urbana compleja, con una fuerte movilidad intra e intermetropolitana, con un predominio de los flujos de entrada al municipio capital, pero también con crecientes flujos en la corona metropolitana. Las conexiones de Madrid con el exterior (por carreteras, autovías y autopistas), por líneas férreas convencionales, alta velocidad y el aeropuerto de Barajas (principal empresa de la región) conforman un sistema que se ha convertido en una plataforma logística (abastecimiento y distribución de mercancías) de primer orden en el sur de Europa.

El tercer determinante es la fuerza de trabajo, que presenta resultados "menos malos" en materia de empleo y desempleo que el conjunto nacional, por su estructura sectorial menos expuesta a la falta de ocupación. Aun así, la realidad muestra que los costes sociales y generacionales de este problema son evidentes. Cabe observar, no obstante, que hay una relación directa entre formación, actividad y empleo. Y se observa también que hay un efecto frontera entre formación universitaria/formación profesional superior y formación secundaria en materia de acceso al empleo, siendo éste mucho mayor en el primer caso que en el segundo.

El cuarto determinante es el sistema de innovación y tecnología. Madrid es capital, asimismo, por inversión en investigación, desarrollo e innovación (I + D + i), por la presencia de organismos públicos de investigación (OPI) (desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas hasta el Centro de Estudios en Obras Públicas, pasando por los Institutos de Investigación en materias agrarias, mineras, aeroespaciales, oceanografía, salud y oncología), universidades y empresas innovadoras. Se advierte una cierta ineficiencia en las OPI, una insuficiencia en publicaciones académicas, una debilidad en las empresas por comparación con el entorno europeo, por el carácter de las innovaciones más exponenciales que radicales y una baja solicitud de patentes.

El quinto determinante es la capacidad de atracción de inversiones y empresas. Atracción por la disponibilidad de oficinas, acceso a los mercados, cualificación de la mano de obra y calidad de vida. Inversiones en servicios avanzados, en empresas de superior dimensión a la media española y en compañías globales y con proyección exterior.

El sexto determinante se refiere a las especializaciones productivas, que son de carácter eminentemente terciario o, mejor, de carácter serviindustrial. Término que remite a la tercerización de las funciones industriales, la subcontratación de los servicios, la mayor importancia de las "funciones de circulación" (comunicaciones, finanzas) y el desarrollo de las "funciones de distribución" (atención a la población y a los clientes).

Junto a la presencia menguada de la industria (edición, material de transporte, alimentación, aeronáutica, aeroespacial y farmacia), Madrid se caracteriza por una oferta comercial y turística especializada, un sector financiero potente, una sanidad referente nacional, un sistema educativo destacado, servicios audiovisuales, diseño y moda, pero sobre todo por un dinámico sector de servicios avanzados a las empresas.

El séptimo determinante es el problema de la vivienda, que se sustancia en el fracaso de la sobrecalificación del suelo, la inaccesibilidad a una vivienda en propiedad por parte de los estratos de población con rentas bajas/medias, sobre todo si son jóvenes, y la segregación residencial/social entre el norte y noroeste (clases altas y medias) de la Comunidad y el sureste y este (clases populares).

Problema que se agrava por el hecho de una manifiesta desposesión, derivada de la pérdida de patrimonio provocada por la mayor caída de precios en las viviendas de gama baja que en las de gama alta. Desposesión a la que hay añadir la incesante, escandalosa y dramática práctica de los desahucios por impago de la deuda hipotecaria.

El octavo determinante es el medio ambiente, producto de un modelo económico insostenible y de unas políticas depredadoras de los recursos ambientales. La contaminación atmosférica, la contaminación por ruido, tanto dentro como fuera de las ciudades, los vertederos incontrolados de basuras, la ocupación residencial e industrial de terrenos comunales y valles agrícolas, la pobre conservación de los espacios naturales y la biodiversidad, el deterioro provocado por el tsunami urbanizador del boom inmobiliario, la falta de integración de los trazados de infraestructuras de transporte en las tramas ecológicas, la ineficiente gestión del ciclo del agua y de la energía y el aumento de la pobreza energética (por subidas desproporcionadas del precio de la luz y el gas) conforman un panorama que reclama pronta actuación para paliar los costes que están causando en la calidad de vida de los madrileños.

Y, por último, no por ello menos importante, el noveno determinante es la desigualdad en la distribución de la renta. A pesar de que la capital y la Comunidad Autónoma disfrutan de un nivel de renta superior a la media española, no están exentas del grave problema del incremento de la pobreza, del empeoramiento de la percepción de los hogares "con dificultades para llegar a fin de mes" y de una alta tasa de desempleo. Y se ahonda la brecha norte-sur de la Comunidad en términos de renta familiar disponible per cápita, oportunidades de empleo y provisión de servicios públicos.

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