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Nuevas Tecnologías, Medio Ambiente y Desarrollo

Rubén F. Bustillo
Máster en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid

Estamos viviendo importantes transformaciones que, debido a la falta de perspectiva histórica, resulta difícil apreciar en su total magnitud. A la par que presenciamos un increíble proceso de desarrollo de las tecnologías y de las comunicaciones, observamos también un incesante deterioro del medio ambiente que sobrepasa incluso los límites planetarios. El sistema económico imperante, siguiendo su lógica de acumulación y maximización de beneficios, ha impuesto una maniática dinámica de incesante producción de mercancías y consumo irracional que en lugar de ser un medio para la satisfacción de necesidades se ha convertido en un fin en sí mismo, originando, a su vez, un irreparable daño a la naturaleza y provocando un aumento constante de las desigualdades.

En este contexto resulta pertinente plantear la necesidad de transición a un nuevo modelo de desarrollo, y para ello, la ciencia y la tecnología debe ser un pilar básico en su construcción. Concretamente, la llamada revolución tecnológica, que incluye las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), puede ser una herramienta a través de la cual conseguir una coordinación adecuada entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, que permita superar las contradicciones que existen en el sistema de producción capitalista.

No obstante, alcanzar un correcto grado de integración que permita desarrollar un nuevo modelo o paradigma requiere una solución conjunta a nivel global. Aunque es evidente que las TIC deben jugar un papel protagonista en este proceso, a su vez, observamos que en numerosas ocasiones vienen acompañadas de efectos perniciosos que contribuyen a la degradación medioambiental y a aumentar la polarización social.

Necesitamos un nuevo modelo de desarrollo que establezca una relación simbiótica y coherente entre los elementos mencionados (medio ambiente, nuevas tecnologías, y condiciones de vida de la población). No obstante, bajo el modelo imperante, los indicios muestran una relación nociva y perjudicial que incluso acentúan las ya perniciosas consecuencias del sistema económico actual.

Crisis de modelo.

Por un lado es evidente la crisis del actual modelo económico y social que provoca grandes niveles de pobreza y desigualdad y, por otro, encontramos unos límites planetarios que son incompatibles con el actual modelo de producción y consumo. Ser consciente de estas contradicciones y actuar en consecuencia es posiblemente el mayor reto que la humanidad enfrenta hoy en día.

La crisis actual ha puesto sobre la mesa la necesidad de replantear el sistema y cada vez más voces alrededor del mundo se alzan exigiendo un cambio. Sin embargo, es difícil consensuar y concretar qué características debería tener este nuevo modelo económico y social, al ser conceptualizado de diferente forma según los intereses y las preferencias de cada individuo o colectivo. Sea cual sea el modelo de desarrollo a implementar, es evidente que las TIC deben ayudar en el proceso de construcción del mismo y que el aspecto medioambiental no solo no debe ser ignorado sino que debe ser uno de los elementos principales y conciliadores sin el cual no podremos hablar de un modelo de desarrollo alternativo.

Sin embargo, desde las élites e instituciones que regentan el poder político y económico se reitera que la solución a la situación actual es únicamente factible mediante la continuidad de la misma senda que nos ha traído al punto en el que nos encontramos. Desde esta perspectiva, la búsqueda por el crecimiento económico, la austeridad presupuestaria, el fomento de las exportaciones o la flexibilización del mercado laboral son algunas de las medidas propuestas desde las instituciones y los agentes con poder para salir de la crisis económica actual. Estas medidas vienen acompañadas de un empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad, un aumento de la desigualdad y, como es de esperar, el medio ambiente no solo queda de nuevo relegado a un segundo plano (tal y como quedó patente tras los infructuosos resultados de la cumbre de Rio +20) sino que acaba siendo dañado como resultado de las medidas mencionadas.

Efectos de las TIC en el Medio Ambiente

La participación de las TIC es fundamental en la creación de un nuevo modelo de desarrollo. No obstante, para que ésta participación se produzca adecuadamente es fundamental ser conscientes de cuál es el modelo económico que se persigue y los mecanismos necesarios para alcanzarlo. Es innegable que directa o indirectamente, las TIC pueden proporcionar elementos que favorezcan la conservación del medio ambiente. Nuevas tecnologías ayudan, por ejemplo, a medir, documentar, calcular o difundir los efectos de la degradación medioambiental, favorecen la promoción de grandes cambios sociales, culturales e incluso económicos, ayudan a disminuir costes (ahorro de papel, viajes, etc.). En definitiva, las TIC deben ser la herramienta a través de la cual se pueda transitar de una situación de ineficiencia global a una de eficiencia sostenible a nivel planetario.

Sin embargo, en el contexto económico en el que nos movemos, las tecnologías de la información y la comunicación son en gran parte controladas por los agentes que poseen los medios de producción, siendo utilizadas principalmente como herramienta para continuar el proceso de acumulación de capital. El aumento de la productividad así como el desarrollo del capital financiero son consecuencia del desarrollo de las mismas. Es por ello que a pesar de sus efectos positivos, al no existir una dirección coordinada, una coherencia en los procesos de producción, una lógica global que tenga en cuenta los límites físicos del planeta o una voluntad política real, no podemos afirmar que a día de hoy las TIC estén contribuyendo de forma significativa a la creación de un nuevo modelo de desarrollo.

Los efectos negativos de las nuevas tecnologías de la información en el medio ambiente son numerosos. El Programa Ambiental de Naciones Unidas (PNUMA) estima que la basura electrónica (teléfonos móviles, impresoras, computadoras, televisiones, etc.), gran parte enviada a los países del sur, alcanza los cuarenta o cincuenta millones de toneladas al año en el mundo [1] . Cementerios electrónicos, como el de Guiyu en la provincia de Guangdong, China, suponen un gravísimo problema tanto para el medio ambiente como para la salud. Según Wu Yuping, jefa de la Administración Nacional de Protección Ambiental, en Guiyu es imposible encontrar agua potable en cincuenta kilómetros a la redonda y alrededor del 88% de los niños sufren de contaminación por los metales tóxicos que se encuentran entre los desechos. Se estima, por poner otro ejemplo, que una única pila común puede contaminar 3.000 litros de agua, una pila alcalina 175.000 y una pila botón 600.000 litros  [2]. También encontramos problemas por el lado de la extracción de recursos. Uno conocido que ejemplifica este punto es el relacionado con el coltán, mineral escaso empleado para el uso de la alta tecnología [3] y causante de un conflicto bélico que se ha cobrado la vida de más de cuatro millones de personas desde 1997 y la desaparición de poblaciones de gorilas, animal en grave peligro de extinción, en la República Democrática del Congo.

Considerando además que el nuevo modelo hacía el que nos gustaría dirigirnos debe tener como objetivo alcanzar la igualdad y la erradicación de la pobreza, no debemos olvidar que existe el riesgo de que las TIC contribuyan a la agudización de la desigualdad al favorecer la creación de una brecha o división digital entre individuos y países. En un mundo globalizado, en el que internet juega un papel predominante, la existencia de esta brecha digital entre países o entre regiones dentro de un mismo país, constituiría una nueva forma de desarrollo desigual y por lo tanto una nueva y peligrosa forma de exclusión.

A modo de conclusión

Las nuevas tecnologías de la información pueden ser parte de la solución que permita la transformación económica del actual sistema de producción y consumo a uno más coherente con las necesidades y limitaciones existentes. Hoy en día las tecnologías de la información y comunicación nos permiten plantear soluciones ante problemas que parecían insalvables en el pasado. Además, su precio se reduce progresivamente lo cual facilita su acceso a cada vez un mayor número de personas.

Las TIC pueden contribuir a reducir la contaminación y el consumo de recursos utilizados en los países industrializados como también a ayudar en el proceso de desarrollo de los países. Las posibilidades que estas nuevas herramientas tienen son inimaginables, ayudan a documentar y difundir información, facilitan la sensibilización y movilización social, reducen costes, facilitan la coordinación y cooperación entre distintos actores, etc. Además, el desarrollo de las TIC puede contribuir a la generación de empleo que tan necesario resulta hoy en día. No obstante, su desarrollo, en un marco dominado por el sistema de producción actual, implica también graves consecuencias directas sobre el medio ambiente, ya sea en forma de desechos, en el proceso de extracción de recursos o por el problema de la brecha digital que puede suponer entre otros.

Requerimos de una mayor conciencia colectiva, ser conscientes de las dificultades que nuestras sociedades atraviesan hoy en día y, que mediante una verdadera voluntad política, se tomen medidas eficaces y coherentes con la magnitud de los problemas existentes. No hay duda de que las TIC deben jugar un papel fundamental en el proceso de comunicación y sensibilización, sin embargo, sin acuerdos globales que sitúen el elemento medioambiental en un lugar prioritario por delante de intereses económicos será imposible avanzar hacia un nuevo modelo y por lo tanto continuará la incesante degradación del medio ambiente, acercándonos progresivamente a niveles que ponen en peligro la propia existencia humana.

Las nuevas tecnologías deberían ser una herramienta clave que facilitase una correcta y coherente asignación de recursos, un equilibrio real entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, guiado por la sensatez y la razón. Estamos hablando de un nuevo modelo de producción guiado por una lógica distinta, que permita cubrir las necesidades de todos los individuos de una forma sostenible y respetuosa con el planeta, bajo la conocida máxima de vivir bien frente a nuestro incesante anhelo de vivir mejor.

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[1] http://www.elmundo.es/navegante/2007/01/10/tecnologia/1168430642.html

[2] http://www.lanacion.com.ar/1003808-una-pila-comun-contamina-3000-litros-de-agua

[3]  El Coltán se utiliza principalmente para la fabricación de microchips, baterías de teléfonos móviles, videojuegos y portátiles aunque también se utiliza en centrales atómicas, misiles, estaciones espaciales o fibra óptica entre otros.

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