EconoNuestra

Razones para una nueva Ley de Cambio Climático

Fernando Prieto
Ecólogo, Observatorio de la Sostenibilidad. Miembro de econoNuestra
José Antonio Nieto
Profesor titular de Economía Aplicada en la UCM, miembro de econoNuestra y escritor

El Informe OS16 "Cambio climático. Evidencias, emisiones y políticas. Por una política inteligente contra el cambio climático", publicado por el Observatorio de la Sostenibilidad (OS), recuerda lo difícil que es que las personas entiendan algo, cuando su salario –o sus beneficios– dependen de que ‘no lo entiendan o no lo quieran entender’. Influye e influirá cada vez más en nuestras vidas y en nuestras actividades, desde lo local a lo global. Aunque los economistas ortodoxos y no pocos políticos parezcan no entenderlo o no quieran tomarlo en serio, el cambio climático ha venido para quedarse. Tendremos que aprender a gestionarlo y a vivir con él.

El cambio climático en España
El Mediterráneo es una de las regiones del mundo más expuestas al cambio climático. La ancestral actividad económica es responsable de la decadencia biológica de los ecosistemas europeos y de su compartimentación, pérdida de biodiversidad y menguante resiliencia ante agresiones antrópicas.

Los ecosistemas de Europa meridional son especialmente frágiles. Ante los cambios ambientales responden simplificando su estructura, biodiversidad y riqueza en especies. Porque las variables que determinan la funcionalidad de los ciclos naturales están siendo modificadas.

En España, la funcionalidad del ciclo hidrológico está particularmente amenazada, sobre todo en el sur y en la cuenca mediterránea. Nuestros ríos podrían perder un tercio de su caudal en solo un siglo. El Informe OS16 aborda en profundidad el análisis de esas amenazas reales y ofrece nuevos datos e índices sintéticos para las Comunidades Autónomas.

La Figura 1 refleja la estimación de emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernaderos) en España, a lo largo del periodo 1990-2015. La Figura 2 recoge (en color verde) las Comunidades Autónomas políticamente más activas en actuaciones de adaptación frente al cambio climático.
Fig 1

Figura 1: Estimación de emisiones de GEI 1990-2015 (en toneladas de CO2 equivalente, hasta 2015 indexadas a 1990). Fuente: OS16 (elaboración propia, a partir de datos de EUROSTAT y estimaciones 2015 J. Santamarta)

Fig 2
Figura 2: Evaluación de la actividad en políticas de cambio climático por CCAA. Fuente: OS16 (elaboración propia)

Las respuestas de la UE son insuficientes

Como suele ser habitual, las buenas intenciones de la UE pierden fuerza frente a las prioridades que marcan los políticos y los economistas ortodoxos. La coyuntura y las luchas por el poder y la acumulación dictan qué políticas y qué medidas han de adoptarse. No importa si el bienestar y los problemas estructurales quedan en un segundo plano. Y ese contexto ayuda poco al desarrollo de marcos legales en países, como España, necesitados de un claro impulso legislativo en favor de la sostenibilidad.

Los marcos legales y administrativos que afectan a la política española en materia de cambio climático deben hacer frente a cinco grandes retos (otros informes también alertan del desafío global al que nos enfrentamos):

1º. Política en favor de las energías renovables. Exactamente lo contrario de lo que ha sucedido en esta última legislatura, donde el ‘parón’ en el sector ha puesto en peligro el cumplimiento de los objetivos marcados por la UE para 2020 en materia de energías renovables. Apostar con claridad y decisión por un nuevo modelo energético implica, además, reducir el uso de carbón y fomentar el autoconsumo y la energía distribuida.

2º. El transporte por carretera es una fuente muy importante de emisiones, por lo que es necesario reducir estas emisiones difusas. En esa misma línea, se deben coordinar acciones destinadas a fomentar el transporte ferroviario de mercancías. Son temas conocidos, pero suelen quedar relegados frente a los intereses económicos y las prioridades políticas predominantes.

3º. La aplicación real del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), con el fin de que los Programas de Trabajo en él establecido permitan desarrollar la política de adaptación al cambio climático en España. El Plan se estructura en cuatro ejes: evaluación sectorial de impactos, vulnerabilidad y adaptación, integración de la adaptación en la normativa sectorial, movilización de actores clave, y establecimiento de un sistema de indicadores de impactos y adaptación. Además de potenciar la investigación y reforzar la coordinación entre administraciones, el Plan debe aplicarse a las ciudades (especialmente las más grandes) y a los sectores productivos más afectados (agricultura, turismo, actividad costera...). Por ello, plataformas de difusión, como AdapteCCa, son de indudable interés para promover el trabajo conjunto y la información entre los principales agentes implicados en la adaptación al cambio climático en España.

4º. El Plan Estratégico del Patrimonio Natural y la Biodiversidad y el Plan Forestal Español deben volver a ponerse sobre la mesa. Son instrumentos clave para integrar la adaptación al cambio climático en las normativas sectoriales sobre biodiversidad y bosques. De hecho, el marco normativo vigente prevé suficientes instrumentos para planificar y aplicar medidas de adaptación, aunque hasta ahora esas medidas no se han llevado a cabo.

5º. Un Plan de ejemplaridad de la Administración Pública española. Un Plan que debe comprometer a proveedores y contratistas en el cumplimiento de los objetivos prioritarios en la lucha contra el cambio climático, así como en el uso de energías renovables (al menos a los proveedores), el cese de subvenciones perjudiciales (para la lucha contra el cambio climático), y la voluntad de favorecer la utilización de productos de cercanía y agricultura ecológica (por ejemplo en comedores de colegios y de las administraciones públicas).

Estos cinco retos deben integrarse en un marco legislativo que combine la ‘fiscalidad verde’ y la necesidad de ‘evaluar todas las políticas’ para apreciar en qué medida respetan (en su diseño, aplicación y resultados) los objetivos establecidos en materia de adaptación al cambio climático.

Por ello, resulta imprescindible una nueva Ley de Cambio Climático, que deberá desarrollar el nuevo gobierno de España para afrontar el desafío que tenemos por delante. Obviamente, ese nuevo marco legislativo habrá de insertarse en el contexto de las políticas y acciones comunes de la UE. Aunque, por el impacto del cambio climático en España, nuestro compromiso por la sostenibilidad global debe incluso ir más lejos.

Esas iniciativas son necesarias, pero no suficientes. Falta voluntad política y ciudadana. Y sobran intereses privados que, al final, actúan como condicionantes decisivos contra el bienestar colectivo. Porque la globalización económica no puede seguir marcando la pauta del deterioro acelerado del Planeta. La UE no puede llegar siempre tarde a los problemas más acuciantes. Y en España tenemos que ‘entender’ que la sostenibilidad forma parte integral del diseño político, de la gestión económica y de todos los ámbitos de nuestras vidas.

El cambio climático como reto global
El Informe 2013 del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) deja muy claro que los humanos somos los principales responsables del progresivo calentamiento del Planeta. Las temperaturas globales han aumentado a un ritmo acelerado en los últimos años. La Agencia de EEUU para la Ciencia subraya que 2015 ha sido el año récord en calentamiento global (agosto fue el mes más cálido del que hay noticia). Y en los dos primeros meses de 2016 se han vuelto a sobrepasar los récords globales de temperaturas.

Sin embargo, muchos economistas y no pocos políticos siguen pensando –a muy corto plazo– que la sostenibilidad no va con ellos o no concuerda con la defensa de sus intereses y privilegios. ¿Comprenderán algún día que el cambio climático no es una ‘variable exógena’ ni un elemento de ‘escasa relevancia’ en la toma de decisiones? ¿Habrá más voluntad de actuar en favor de la sostenibilidad global?

La Figura 3 recoge (en color rojo) los países que peor desempeño han tenido en la variable ‘energía renovable’. España figura entre ellos. Nuestro país también ocupa un lugar destacado entre los que peor se han adaptado a la lucha contra el cambio climático, como evidencian los datos del Informe OS16. Es cierto que existen responsabilidades diferenciadas; pero –en mayor o menor medida– depende de todos nosotros que la situación se revierta cuanto antes.

fig 3

Figura 3: Mapa de resultados parciales relativo a la variable de Energía Renovable

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