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Dinamarca y Venezuela

Pedro Fresco
Colaborador de econoNuestra

Dinamarca y Venezuela

Habréis oído a determinado partido político repetir hasta la saciedad que "hay que decidir si queremos ser como Dinamarca o como Venezuela", frase que pretende asociar a ese partido con el modelo de país que supuestamente tiene en mente (Dinamarca) y a la vez atacar a otro partido político rival acusándole de querer imitar el modelo de otro país con mucha peor prensa (Venezuela). La frase abusa de simplismo propagandista, se desliza por el goebbeliano principio de la transfusión y, en definitiva, parece caer en esa rechazable política del miedo que asume el bajísimo nivel racional e intelectual de los receptores de la misma.

No es mi intención entrar en batallas partidistas pero creo que podemos usar el vicio para convertirlo en virtud y aprovechar este eslogan para rascar un poco más sobre la superficie de lo aparente. ¿Qué políticas habría que hacer para acercarse a uno u otro modelo? ¿Cuáles son las diferencias entre estos dos países? ¿Estos partidos realmente proponen políticas que les acercan a su supuesto modelo? Creo que son preguntas que debemos responder con datos y mediante un análisis que nos dé una visión realista y más completa de la realidad. Así pues voy a intentar desgranar un poco la realidad de ambos países centrándome en sus políticas fiscales y económicas, intentando focalizar en aquellos puntos y parámetros sobre los que debatimos en España, que serán los que nos ayudarán a validar o rechazar la veracidad de la frase inicial.

Quiero comenzar mostrando unos cuantos datos básicos sobre la realidad impositiva de ambos países: Dinamarca es el país con la presión fiscal más alta de toda la OCDE (50,9%, datos de 2014), que representa 17 puntos y medio más que la de España (33,2%), mientras que su gasto público es del 56% frente al 44,5% de España. Para contextualizar bien el dato; esto implicaría grosso modo que España debería ingresar 175.000 millones de euros más para que el estado tuviese los mismos recursos económicos respecto a su PIB que Dinamarca y gastar 115.000 millones de euros más para equiparar su gasto público al del país nórdico. Creo que estos datos muestran perfectamente que es imposible querer ser como Dinamarca sin subir los impuestos a la práctica totalidad de los agentes económicos.

Dejadme profundizar un poco más en la realidad impositiva danesa. El tipo máximo de IRPF de Dinamarca es del 59% (frente al 45% de España), pero no solo eso es que en Dinamarca todo el mundo paga IRPF independientemente de sus ingresos. El tipo de IVA es del 25% y no hay tramos (España tiene tres: 21%,10% y 4%), y tan solo unos pocos productos y servicios que están exentos de IVA. El impuesto sobre el ahorro (intereses y dividendos) tiene un tramo máximo del 42% frente al 23% de España. Además hay muchísimos impuestos especiales, de carácter medioambiental, sobre propiedades, etc.

Ahora comparemos estos datos con los de Venezuela. ¿Sabéis cuál es la presión fiscal en Venezuela? El 18,2%, no sólo casi la tercera parte de la Dinamarca sino casi la mitad que la de España. Para contextualizar bien este dato: La presión fiscal de un semi-paraíso fiscal como Suiza está alrededor del 30%, la de Brasil o Argentina sobre el 32% ¡Hasta Chile tiene más presión fiscal (19,8%)! Por otro lado el gasto público del estado venezolano es del 31,5% (dato de 2013), no solo casi la mitad del de Dinamarca o 13 puntos por debajo del de España, sino inferior al gasto público de los EEUU (35,7%), Brasil (40%), Argentina (38%), Ecuador (44%), Japón (40,5%), Israel (40,8%) o la práctica totalidad de países de la OCDE menos Chile (25%) y México (28%).

Respecto a impuestos, el tipo máximo de IRPF (ISLR) en Venezuela es del 34% (Dinamarca 59%, España 45-48%) y, además, contiene todo tipo de deducciones sobre gastos médicos, dinero destinado a primera vivienda (hipoteca o alquiler) o cuotas de enseñanza. El impuesto de sociedades también es de este 34%, algo mayor que el de los países europeos pero similar e incluso inferior al de países como Japón o EEUU. Intereses y dividendos también cotizan a este 34%, excepto para la actividades relacionadas con la explotación de hidrocarburos que es el 50%. El IVA es muy bajo para parámetros europeos, el 12% (25% Dinamarca) y las cotizaciones sociales del empleador (11-13%) y del empleado (4,5%) son inferiores a las de España.

Otro dato muy interesante es el de los empleados públicos en cada país. El 32% de los trabajadores en Dinamarca son empleados públicos, la tercera parte del total. Esto es algo muy habitual en las economías nórdicas como se puede ver en los datos de Noruega (34%), Suecia (26%) o Finlandia (24,5%). España, en cambio, tiene un 13,8% de la población trabajando para el estado. Por otro lado, el porcentaje de empleados públicos en Venezuela está alrededor del 17,5%, tasas parecidas a las de Argentina y Uruguay aunque mayores al resto de países de la región (menos del 10%), y en cualquier caso mucho más bajas que las de los países nórdicos europeos o la propia Francia.

Más datos: En Dinamarca la prestación por desempleo es de 2 años (como en España) y, cuando acaba, hay subsidios condicionados a la asistencia a cursos de formación. En Venezuela la prestación por desempleo son como máximo 5 meses. Respecto a sanidad y educación en ambos países es gratuita, también para la enseñanza universitaria (algo que no pasa en España).

También es interesante comparar los sistemas de pensiones de ambos países. Dinamarca tiene un sistema de pensiones de dos pilares. El primero es la folkenpension, una pensión básica que está relacionada con el salario medio del país (alrededor del 17-18% del salario medio) y que se cobra por el mero hecho de haber sido residente en el país durante 40 años (si no se ha estado ese tiempo se cobra proporcionalmente al tiempo que se ha residido), no estando relacionada con la cotización. El segundo pilar es un sistema de capitalización individual público (ATP) sostenido con las cotizaciones de empleado (1/3) y empleador (2/3). Para quienes no tengan un ATP o no lleguen a un importe mínimo, el estado complementa la pensión básica con un complemento (pensionstillaeg). Entre la folkenpension y la pensionstillaeg, se ingresan más de 1.000€ de pensión mínima mensual. Adicionalmente, hay suplementos para gastos médicos (helbredstilaeg, que cubre prótesis, gafas, etc), calefacción (varmetillaeg) e incluso un complemento adicional (personligttillaeg) para casos de especial vulnerabilidad (pagar caras medicaciones, por ejemplo). Para acceder a la folkenpension se tiene que haber cumplido los 65 años y para la pensionstillaeg (o la ATP) 67.

En Venezuela hay una pensión base mínima para todos los pensionistas más otra proporcional a lo cotizado (30% del salario de referencia si se han cotizado 15 años, más un 1% cada año que supere esos 15 años) basada en un sistema de reparto sostenido con cotizaciones sociales. La pensión base, en cualquier caso, se equiparó al salario mínimo hace unos años. Para acceder a la cotización solo hace falta 15 años cotizados y haber cumplido 60 años (55 las mujeres). El sistema de pensiones venezolano parece bastante generoso para los estándares de su país pero esto tiene una explicación: El porcentaje de venezolanos de más de 65 años es el 5,6% (en Dinamarca es el 15%) y la esperanza de vida de 74 años (76,5 años en Dinamarca). Resulta muy complicado mesurar el valor de la pensión venezolana debido a la alta inflación y, sobre todo, a los distintos tipos de cambio. Los jubilados venezolanos que viven en el exterior se benefician de la tasa de cambio preferente que convierte el salario mínimo de Venezuela en unos 750€/mes, pero eso no es aplicable a los pensionistas que viven país que tienen una tasa de cambio mucho peor y por tanto mucho menos poder adquisitivo.

Estos son solo algunos datos sobre la realidad fiscal y socio-económica de Dinamarca y Venezuela, datos referentes a impuestos, gasto público, empleo público, pensiones, prestaciones, etc. Que me han parecido especialmente interesantes porque están relacionados con muchos de los debates económicos que tenemos en España.
Por mucho que cierta propaganda mediática hable de "comunismo" en Venezuela o, en el lado contrario, izquierdistas europeos defiendan que el gobierno de Venezuela ha hecho una revolución total, la realidad es que Dinamarca es un país mucho más social y socializante que Venezuela en prácticamente cualquier parámetro que analices. Podríamos pensar que la diferencia fundamental sea que Venezuela tiene una compañía petrolera pública que es quien nutre al estado de recursos, pero eso no es distinto a lo que pasa en Noruega con su compañía pública Statoil o también en muchos países árabes. Incluso la propia Dinamarca mantiene pública la compañía DONG Energy, la más importante del país.

Los impuestos, el gasto público, el estado del bienestar, la cantidad de trabajadores públicos, la prestación por desempleo...Dinamarca duplica y triplica a Venezuela en todos estos parámetros. Y Dinamarca funciona mucho mejor que Venezuela, de la misma manera que Noruega no está siendo especialmente afectada por la caída de los ingresos del petróleo y en cambio Venezuela parece desmoronarse económicamente. Las diferencias, pues, que se busquen en otros sitios (corrupción, políticas de fijación de precios para bienes de consumo combinadas con alta inflación, existencia de varios tipos de cambio) y no en las medidas económicas de carácter redistributivo.

En España tenemos partidos que proponen bajar el IRPF, bajar el IVA, adelgazar la administración pública o recortar el gasto público. Otros proponen subir los impuestos a las rentas más altas, contratar más trabajadores públicos o aumentar el gasto público. Los primeros dicen fijarse en Dinamarca y acusan a los segundos de querer ser como Venezuela, aunque analizando los datos más bien parece que es al revés.

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