EconoNuestra

La abstención, una pesada losa para el PSOE

David Hernández
Analista Político (@david_hm91)

Tras el Comité Federal del PSOE, que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez y la constitución de una gestora, el intenso debate interno que lleva meses sacudiendo el interior del partido, quedo resumido en un dilema: los socialistas deben decidir si abstenerse o ir a terceras elecciones.

Una situación tan compleja como formar gobierno, llena de matices y numerosas posibilidades (muchas más de las que dice Rajoy y los titulares de prensa), ha terminado siendo una cuestión patosamente reducida y puestas en manos, como si de una bomba de relojería se tratara, de los máximos miembros del partido socialista, que en las próximas semanas se tendrán que ver de nuevo en Ferraz.

Los favorables a la abstención recurren principalmente a tres argumentos: si se va a otros comicios, el Partido Popular mejoraría sus resultados y acercándose a la mayoría absoluta, por lo que sería preferible un gobierno de Rajoy en minoría y condicionar la aprobación de leyes. También se esgrime que la mayor parte de la ciudadanía no quiere nuevas elecciones y que muchos electores responsabilizarían al PSOE de ello. Además, después de lo sucedido estos días, podría ser que el sorpasso de Podemos esta vez sucediera y se dejará de ser referencia de la oposición y de la izquierda.

Defienden que dicho gobierno en minoría, no duraría más de dos años, tiempo suficiente para que el PSOE se restructure y se reoriente, y la actividad parlamentaria le conceda de nuevo una posición preferente para disputarle con posibilidades La Moncloa a los populares, mientras creen la labor institucional debilitaría el empuje de Podemos.

No obstante, esta postura erosionaría el respaldo de gran parte de su electorado y de su propia militancia. A corto plazo puede ser que dé más réditos, simplemente posponiendo los males mayores, pero a largo plazo esa decisión puede llegar a representar el golpe final para el crédito social y supervivencia del PSOE.

El No a Rajoy y al Partido Popular, no es una posición meramente partidista y egoísta, sino que tiene mucho más calado y llega a ser seguramente una decisión más honrosa para una formación que quiere perdurar en el arco del centro izquierda. Significa que el PSOE se sigue erigiendo como alternativa viable a la derecha en este país, manteniendo la confrontación directa y sosteniendo un programa diferente.

El No a Rajoy y al Partido Popular, implica que el PSOE mantiene su promesa electoral básica y se muestra coherente con el deseo de la mayoría de sus votantes y militantes, de ser un polo opuesto a los populares y buscar siempre una vía de izquierdas.

El No a Rajoy y al Partido Popular, sería dejar de dar pábulo a un partido, que mientras que esperan que invistan a su candidato, decenas de sus antiguos dirigentes pasan por los juzgados, en una sucesión lamentable de casos de corrupción, que ponen en seria dura el funcionamiento y financiación del PP durante más de una década.

El No a Rajoy y al Partido Popular, sería actuar con responsabilidad y congruencia con valores que aún dice defender el PSOE, como la justicia social y la igualdad, conservando su compromiso con aquellos sectores más desfavorecidos y colectivos atacados por las políticas del gobierno, tanto en las instituciones como en la calle.

El No a Rajoy y al Partido Popular, es la oportunidad perfecta para desacreditar uno de los eslóganes más fuertes de Podemos, el repetido PP-PSOE son lo mismo, ya que escenificaría que los socialistas no estarían dispuestos a coaligarse con los populares a cualquier precio o bajo cualquier circunstancia.

El No a Rajoy y al Partido Popular, serviría para mostrar una vía diferente a toda la socialdemocracia europea, que parece estar cayendo en las últimas décadas, salvo excepciones como la portuguesa, en un especia de falso compromiso con el centro derecha, que sólo da como resultados casos como el PASOK griego o el histórico SPD alemán, perdido en el gobierno de Merkel.

El No a Rajoy y al Partido Popular, presentaría a los socialistas ante unas hipotéticas terceras elecciones, como una formación con principios, que maquillaría el descrédito alcanzado en los últimos días con sus luchas tortuosas por el poder.

El No a Rajoy y al Partido Popular, las consabidas terceras elecciones y el más que seguro paso a la oposición, verdaderamente sí le darían tiempo a los socialistas para hacer un debate intenso sobre su programa ideológico y sobre su liderazgo, permitiéndoles tener un momento de reflexión sin las presiones de la abstención.

El No a Rajoy y al Partido Popular, obligaría que las distintas formaciones de centro-derecha y derecha del Estado español, desde nacionalistas vascos, catalanes, populares y ciudadanos, se vean obligados a retomar un diálogo, que en el caso de Catalunya, parece más que necesario. Evitando que sigan excusándose en ese juego de banderas y achacando a los socialistas responsabilidades que no les conciernen.

Los abstencionistas justifican que con el apoyo implícito al PP (abstención) se puede forzar a realizar ciertas medidas y reformas, al tiempo de hacer una oposición dura. Verdaderamente con esa decisión y las circunstancias excepcionales por las que pasa España y Europa, los socialistas quedarían totalmente secuestrados a los deseos de Rajoy y a la más que segura presión mediática y de diversos poderes nacionales e internacionales, para que aplicarán una agenda de políticas, que dudosamente se podrían considerar de sociales.

Mantenerse en el No a Rajoy y al Partido Popular acumula muchos más argumentos favorables para el PSOE, sus votantes y militantes, así como para los ciudadanos de tendencia progresista, que quedarse anclados en una abstención que llegará ser una losa demasiado grande. Para un partido que se encuentra desorientado y con fuertes tensiones internas y extensas, la única solidez y certeza radica en sus ideales, no en el mero espíritu de seguir apareciendo en la escena política.

Más Noticias