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La candidatura del cambio para el Ayuntamiento de Madrid, ¡así no!

El problema no es que haya tensiones y disputas a la hora de configurar la candidatura a las próximas elecciones municipales en el Ayuntamiento de Madrid que, con toda seguridad y con un amplio consenso, encabezará Manuela Carmena.
Esas tensiones y disputas deberían ser la consecuencia inevitable de un debate abierto y democrático en torno a las diferentes propuestas que, lógicamente, deberían aparecer. No expresarían sino la pluralidad de visiones que existen en los colectivos vivos, exigentes y dinámicos. Pero ¿donde están ahora las ideas sobre qué hacer en Madrid? Desgraciadamente, en ningún lado. Por poner un ejemplo, entre otros muchos: el diseño urbanístico de la ciudad. En torno a algunos de los proyectos más señeros de la legislatura, han existido posiciones encontradas, incluso antagónicas, que apuntan al modelo de ciudad que queremos. ¿No sería este el momento de abrir un amplio debate en torno a este y otros asuntos verdaderamente cruciales? Con toda seguridad, hay diagnósticos y alternativas diferentes entre la ciudadanía comprometida que, al menos en teoría, queremos representar. ¿Debemos ignorar o aplastar esta diversidad? Opino que no, la necesitamos como el aire que respiramos.
Comprometernos en ese debate, con otros espacios sociales que, más allá del perímetro orgánico de Unidos Podemos, también representan el cambio -y que han jugado un papel importantísimo en el triunfo de Manuela Carmena y en el desarrollo de su gestión-, nos enriquece y nos hace más fuertes.
Pues no, no aprendemos. Otra vez metidos en el rifirrafe de las peleas de grupos y familias, con el añadido en esta ocasión del personalismo con que Manuela Carmena encarna la presentación de su candidatura. Parecería que su objetivo principal, diría que casi único, es formar un equipo de confianza, de "buenos gestores". Resultado: sólo hablamos de nombres; y, además, hablamos de nombres asociados a la posición que ocuparán en las listas.
Aunque está dinámica nos llevara a conquistar la alcaldía -que lo dudo-, habremos dejado muchas cosas, demasiadas, en el camino. Habremos dejado lo fundamental, la participación, la construcción desde abajo, la contrastación de posiciones diversas, el debate abierto y democrático...habremos perdido en definitiva lo mejor de Podemos, nuestro verdadero potencial de cambio.

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