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¿Gobernar para todos? Imposible

Economista y miembro del círculo de Chamberí de Podemos
@fluengoe

En efecto, es imposible. Gobernar para todos es un lema vacío que queda bien en la coreografía de la política-espectáculo. Lema que, en realidad, oculta que se gobierna para unos pocos, los de siempre.

Tenemos cerca el hiriente y vergonzoso ejemplo de los desahucios de Argumosa. Se ha expulsado de sus viviendas, contraviniendo un dictamen de Naciones Unidas y la letra de nuestra Constitución, a un grupo de familias que sobreviven en el límite, para que los fondos buitre puedan proseguir con su negocio inmobiliario-especulativo. Pero esto es sólo un botón de muestra.

Acaba de ver la luz un informe de Oxfam centrado en la desigualdad en la economía española, apuntando especialmente al selecto grupo de las empresas del IBEX. Entre otros mucho datos abrumadores y escandalosos, se señala que los ejecutivos de estas firmas ganan varios cientos de veces por encima del salario promedio de sus trabajadores; y mucho más todavía si la comparación se hace tomando como referencia a los asalariados con retribuciones más bajas. ¿Gobernamos para los ejecutivos de las empresas del IBEX?

Encontramos el mismo panorama cuando reparamos en la distribución del ingreso nacional entre beneficios y salarios. La parte de los primeros no ha dejado de aumentar, mientras que la de los segundos ha retrocedido de manera considerable. Muchos trabajadores, cada vez más, reciben de hecho salarios que los colocan por debajo de los umbrales de la pobreza. ¿Gobernamos para el trabajo y el capital?

Es un hecho acreditado por la información estadística disponible que los ricos pagan cada vez menos impuestos. Además, tienen el privilegio (ayudados por un arsenal de técnicos y asesores muy bien retribuidos) de poder mover sus fortunas y patrimonios a espacios opacos, libres de exigencias tributarias, donde siguen haciendo caja. Lo que no pagan los ricos, cae sobre las espaldas de los trabajadores, que han sufrido un aumento de la carga fiscal. ¿Gobernamos simultáneamente para las grandes fortunas y para las clases populares?

Las empresas del lobby energético siguen a lo suyo, haciendo negocio con la destrucción del planeta. Reciben, a través de diferentes canales, una considerable cantidad de recursos públicos, al tiempo que cargan tarifas muy altas por los servicios que prestan en condiciones de oligopolio. ¿Gobernamos también para los que hacen negocio con la pobreza energética y están destruyendo la vida?

Las políticas denominadas de "austeridad presupuestaria" han tenido un efecto devastador sobre el gasto social, y también sobre las inversiones públicas. Pero en absoluto han implicado austeridad en los que concierne a los rescates bancarios y las ayudas prestadas a las grandes empresas. En estos casos, barra libre. ¿Defendemos la implementación de políticas presupuestarias al gusto de todos?

La misma pregunta, formulada utilizando diferentes ejemplos. Y la respuesta es y debe ser contundente. No existe un "todos", con idénticos intereses. Pretender lo contrario confunde, lanza el mensaje equivocado y contribuye a la despolitización de la gente.

Hay que dejar meridianamente claro -y la retórica del "gobernamos para todos" no lo hace- que no hay una comunidad de intereses, que el desafío no consiste sólo en articular un discurso pedagógico y persuasivo, que no basta con la fuerza de la razón, que la presencia en las instituciones es necesaria, pero resulta a todas luces insuficiente. Hay que explicar, sin malabarismos retóricos, la naturaleza de los desafíos a enfrentar y las diferentes posiciones en disputa; es una prioridad absoluta acumular fuerzas organizando a los de abajo para librar y ganar los inevitables conflictos derivados de la pugna de intereses con las elites económicas y políticas.

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