El azar y la necesidad

El PP volverá a gobernar en el 2015

Las encuestas sobre  intención de voto que se publican en la prensa   se me antojan muy reveladoras,  a la par que escalofriantes. A pesar de  la que está cayendo y de vivir el  periodo involucionista más duro de la reciente historia democrática, en todas las encuestas el Partido Popular resulta ser el más votado, a una distancia considerable de los demás.  El PP es la primera opción, además, en comunidades en las que su gestión ha sido una auténtica hecatombe, como en la de Valencia, o en las que sus políticas han provocado un fuerte rechazo popular, como es el caso de Baleares. A pesar de los recortes, de la reforma laboral, del incremento del déficit, del caos bancario, de los escándalos de corrupción, de las subidas de impuestos, del paro, de las leyes mordaza, de las promesas incumplidas y de la falta de expectativas de futuro, el PP continúa siendo la opción favorita de los españoles y, si no cambian drásticamente las tendencias actuales, será sin duda la formación vencedora en las generales del 2015.

¿Qué tiene que pasar en este país para que los ciudadanos cambien su voto? El PP lee las encuestas en clave de aprobación a sus políticas: si en momentos de crisis y de políticas duras continúan siendo los primeros, en cuanto la situación revierta podrán seguir en el gobierno  solos o en coalición.  Es cierto que el PP cae respecto a sus resultados del 2011, en los que obtuvo una mayoría aplastante del 44%, pero no ha caído por debajo de lo que se podría esperar por el desgaste de la acción de su gobierno, sus políticas no han sido penalizadas por el electorado de forma apabullante y eso da al PP una patente de corso para seguir en la vía de la deconstrucción del estado del bienestar y, en el ámbito de los derechos civiles, de la erosión de la democracia.

Para explicar este fenómeno de parálisis del electorado habría que recurrir al análisis sociológico o, en último término, a la psiquiatría o a la astrología.  El electorado de derechas  parece sólido y fiel, y el de izquierdas desconcertado y confuso. Pero la indignación es común y transversal, en todos los sectores del espectro ideológico. ¿Por qué el electorado de derechas permanece fiel al PP? ¿Por qué no se mueve electoralmente o por qué lo hace con tanta lentitud? Tal vez porqué en un momento de turbulencias, de incertidumbres y sobre todo de confrontación social fuerte, ven en el Partido Popular el valor de la seguridad y la estabilidad. A ese electorado de derechas se le somete cada noche a una terapia de electroshock en forma de tertulia política,   destinada a meter el miedo en el cuerpo, con el propósito de crear la ilusión de un enfrentamiento entre dos supuestas Españas, en la misma línea de confrontación que en el 1936.  El miedo, esa poderosa arma de paralización masiva, es lo que mantiene a flote al PP. El miedo a secas  y la incertidumbre que crea una oposición que es incapaz de presentar una alternativa sólida y combativa a los populares. El recuerdo del mal gobierno de los dos últimos años de Zapatero aun está muy presente y el PSOE no ha entendido el mensaje de ruptura que le envía la sociedad.  En general, los socialistas no ven la necesidad de cambiar profundamente las actuales estructuras,  simplemente se conforma con pequeñas reformas y retoques. Izquierda Unida, por su lado, es un movimiento en renovación  que crece pero que, de momento, no se perfila como alternativa.  ¿Podrían PSOE e Izquierda Unida configurar una coalición electoral? Está claro que no, el miedo a despertar viejos fantasmas frentepopulistas del pasado pesa demasiado. ¿Si la suma de diputados de las dos formaciones de Izquierda conformaran en el futuro una mayoría, podrían garantizar un gobierno estable? Muchos electores de todo signo deben pensar que tampoco. La izquierda no hace esfuerzos por presentarse unida, a pesar de la situación de extrema gravedad  en la que viven las clases sociales más desfavorecidas.

El miedo del electorado de derechas  y una izquierda acomplejada y que no quiere arriesgar son las claves que explican porqué el PP gana. Gana el PP  ahora y ganará en el futuro, a no ser que surja una formación de izquierdas  no vinculada a los partidos  y coaliciones actuales,  que sea capaz de plantar cara sin complejos  y con voluntad de ruptura  a la involución que nos viene de la derecha. Algo así como una Syriza a la española.  Si no ocurre eso, en el 2015 volveremos a tener un gobierno presidido por Rajoy.

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