El azar y la necesidad

Podemos, ERC, la CUP y el fuego griego.

La última encuesta del CEO (Centre d'Estudis d'Opinió)  sobre la intención de voto de los catalanes da unos resultados muy significativos. Por primera vez en los últimos dos años, el no a la independencia se impone al sí por un estrecho margen ( 45,3-44,5).  El resultado tiene su importancia porqué la encuesta se realizó después del proceso participativo del 9N y de los desencuentros entre CiU y ERC sobre la lista unitaria. El sí no se impondría en un referéndum, pero los partidos partidarios de la independencia podrían lograr mayoría absoluta en un futuro parlamento, lo cual deja una situación endiabladamente difícil de gestionar. Unas elecciones al Parlamento Catalán se resolverían con un   un empate técnico entre ERC y CiU, en una horquilla que va de los 34 a los 36 diputados para cada una de las dos formaciones. Le siguen Ciutadans como tercera fuerza con 14-16, los socialistas 13-14,   los populares y Podemos con 11,  y la CUP  e Iniciativa con 8.  Lo más curioso y significativo de la encuesta es la proyección de resultados en unas generales, en las que la primera fuerza en intención de voto sería Podemos, seguida muy de cerca por Convergencia y ERC.  Esta distribución del voto, diferenciada entre las autonómicas y las generales, sólo se explica por un trasvase de sufragios desde la izquierda independentista (ERC y CUP) hacia Podemos. El histórico intercambio entre convergencia y los socialistas, que situaba al electorado catalán entre el centro derecha y el centro izquierda, es sustituido por uno entre ERC, las CUP y Podemos, que lo situaría entre el centro izquierda y la izquierda. El electorado catalán se mueve hacia la izquierda con una clara apuesta por un cambio radical en el gobierno de Madrid. Ese voto bipolar se entiende también por la no participación de las CUP en unas elecciones españolas y en un contexto en el que la única opción posible de referéndum en Catalunya pasa por el triunfo de Podemos en España.

La victoria de Podemos en unas generales aun queda lejos, dada la correlación de fuerzas a nivel español que parecen indicar las encuestas, pero las cosas pueden cambiar durante el 2015 y mucho. Si el próximo día 29 de diciembre  el parlamento griego no consigue elegir un nuevo primer ministro, se convocarán elecciones en Grecia entre el 25 de enero y el 1 de febrero con la expectativa de una victoria de Syriza, con el consiguiente terremoto político que supondría para toda Europa. Las elecciones griegas  se anticiparían a las catalanas y a las municipales y podrían condicionar mucho el voto, aunque es muy pronto para saber en qué sentido.

¿Una victoria de Syriza en Grecia reforzaría en Europa las posiciones más conservadoras o las más rupturistas? Es difícil saberlo, porqué todo depende de la reacción europea y de la política que aplique Alexis Tsipras respecto a la deuda y los recortes.  Tsipras ha propuesto una Conferencia Internacional para la condonación de la deuda de los países del sur de Europa,  y todo parece indicar que de entrada se negará a realizar más recortes sociales. Este escenario empujaría a la UE a buscar una salida negociada al problema griego o a romper la baraja, con la posible salida de Grecia del euro. El primer escenario, el de la renegociación de la deuda, favorecería claramente a Podemos. El segundo, el de la confrontación, alimentaría posiblemente el voto más conservador.

El fuego griego era una arma incendiaria que empleó el Imperio bizantino contra los árabes  y que tenía la extraña facultad de arder incluso después de caer al agua. Syriza es el fuego griego que puede, ahora, calcinar el mapa político de Catalunya, España y Europa.

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