El 4º Poder en Red

Los indignados turcos a través de la censura mediática

Irene Escudero Martínez
Universidad Jaume I, Castellón

Estambul, la ciudad de los tres nombres, no deja a nadie indiferente; serán sus peculiares calles, sus olores variopintos, su inolvidable atardecer en el Bósforo, será la extrañeza de estar situado entre dos continentes, será su sonora llamada al rezo, la cual echas de menos cuando te vas de la mágica urbe.

Los indignados turcos a través de la censura mediática

Esta ciudad, a finales de mayo de 2013, estuvo marcada por las protestas que se dieron en el parque Gezi, donde se sitúa la plaza Taksim. Lo maravilloso de este movimiento de indignados fue su diversidad confluyendo distintas ideologías, religiones, condición sexual, niveles económicos, edades o preparación académica. Los ciudadanos turcos se unieron por reivindicaciones sociales y políticas, que iban desde una mayor calidad democrática hasta una mejora en la libertad de expresión. Un aspecto relevante considerando que Turquía, según datos de Reporteros sin Fronteras, se ubica en el puesto número 154 de 179 entre los países que mejor protegen este derecho.

La reacción de la ciudadanía turca ante el arsenal policial que su presidente, Tayip Erdogan, empleó contra ella, fue muy significativa. Las redes sociales jugaron un papel importante en la transmisión de lo que sucedía en la plaza Taksim, ya que los principales medios de comunicación turcos daban la espalda a la realidad, mientras los cañones de agua y los gases lacrimógenos convertían Taksim en un escenario de guerra; el canal Haber Türk emitía un programa sobre la esquizofrenia y CNN türk uno sobre pingüinos.

Los indignados turcos a través de la censura mediática

La gente que acudía a la plaza se informaba a través de las redes sociales, Facebook y Twitter principalmente, de lo que sucedía en el parque. Mientras, los medios de comunicación hegemónicos preferían pasar unas vacaciones sin hacer su trabajo, que era informar. Muchos turcos emplearon estas alternativas formas de información, junto con otras, lo que provocó que el Gobierno ejerciera una política de bloqueo y censura sobre la Red.

Por ello, las personas que estábamos allí en esos momentos, donde el escaso acceso a Internet y el bloqueo era algo habitual, hacía que los acampados nos pidieran que informáramos de lo que pasaba en el parque Gezi. Era la primera vez que yo me encontraba en una situación tan controvertida, pero la gente que estuvimos con los indignados turcos apoyándolos en su protesta nos dimos cuenta que era necesario hacerlo, aunque nos exponíamos a que nos echaran del país, simplemente por dar voz a aquellos que no la tenían.

Dos amigos españoles y yo hicimos entrevistas y convivimos con ellos. Nos hizo volver al 2011, a las plazas ocupadas por los indignados españoles, estábamos entusiasmados de poder hacer de comunicadores, creo que fue una labor importante, junto con asociaciones como la de Reporteros sin Fronteras, Global Voices, Global Uprising o Taksim Solidarity. Nos convertimos en altavoces de sus demandas buscando que éstas fueran escuchadas a nivel global, como forma de transmitir las voces de millones de turcos, kurdos, alevíes, homosexuales, mujeres o estudiantes, una variedad de personas que estaban en el parque Gezi por una razón: estaban cansados y querían cambios.

Hay que recordar que en 2013, en el periodo de las manifestaciones, Erdoğan culpó a las redes sociales de la revuelta y dijo que Twitter podía ser mucho más peligroso que un coche bomba. De este discurso me acuerdo muy bien, de hecho estaba con un amigo periodista haciéndole una entrevista a uno de los directores de uno de los hoteles más céntricos de Estambul, el hotel Divan. En aquella entrevista, el director nos explicaba cómo se había habilitado una zona para que los acampados pudieran utilizar los aseos y tener cubiertas las necesidades higiénicas. Al salir del hotel, nos encontramos con mucho revuelo, Erdoğan había calificado desde hacía días que las protestas atentaba contra la democracia y los calificaba de çapulcu (saqueadores).

Los indignados turcos a través de la censura mediática

La creatividad en estos casos, cuando te censuran lo que escribes, tiene una originalidad desconocida para muchos usuarios, en efecto este intrincado contexto forzó el salto de los usuarios a Internet. De manera paralela, empezaron a proliferar medios alternativos como Bianet, T24 u OdaTV y las personas buscaron sitios que proporcionaron una imagen verídica de lo que sucedía en el parque Gezi, entre ellos: #occupygezi; www.facebook.com/OccupyGezi, DelilimVar.tumblr.com o emirkulu.blogspot.com. Todos ellos sitios creados por los usuarios y fuera del circuito de los grandes medios controlados por el gobierno.

El grupo de hacktivistas Redhack inició una campaña de filtración de supuestos documentos confidenciales del Estado. Según un estudio de la empresa Konda, durante las protestas en el parque Gezi de 2013, el 77,6% de los manifestantes se informaron de lo ocurrido por la red. Cabe destacar que el Partido Pirata Turco empezó a tener una relevancia notable, sobre todo durante las manifestaciones del 2013, aunque antes ya tenían sus emisiones y blogs donde la gente podía acudir para obtener una información libre intentando que no estuviera bajo control gubernamental.

De todo aquello, los turcos aprendieron a recurrir a medios de comunicación alternativos donde informarse y evitar los bloqueos momentáneos de redes sociales como Youtube, Facebook y Twitter. Las redes sociales tuvieron un rol significativo en las protestas de Turquía y facilitaron que las personas inmediatamente estuvieran informadas al instante y se pudieran movilizar de forma cohesionada y rápida.

Las redes sociales no hacen las protestas, sino que ayudan a mejorar las estrategias de los ciudadanos al instante, ya que para crear objetivos a largo plazo, hace falta mucho más que twitts, videos en Youtube o noticas en Facebook. Los turcos supieron ingeniárselas para poder enfrentarse al lucrativo juego de los medios de comunicación y la Real Politik. Ahora en 2016, la ciudadanía turca continúa ingeniándoselas en un país lleno de tensiones políticas entre actores diversos.

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