El Imaginario Salvaje

Celia Villalobos y la estética del horror

La parada de los monstruos (1)

La caverna mediática, muy en la línea teórica del neoliberalismo económico, que sin embargo vive incoherentemente de la mamandurria pública, atiza con saña a todo aquello que no esté homologado por el mercado y las creencias que le dan soporte.

Estos megáfonos del poder generan odios en la sociedad a partir de la estigmatización de lo que ellos consideran inoportuno o directamente despreciable. El eclecticismo estético (rastas, colores y formas), las actitudes que visibilizan la humanidad de los nuevos políticos (como es el caso de Bescansa), o la actitud de ilusión y desafío (como fue la muy florida llegada al Congreso de la líder ecologista Rosa Martínez), son interpretados por este  sindicato del odio, como hechos intolerables a los que hay que combatir desde el primer minuto.

Todo lo cual contrasta, sin embargo, con el silencio cómplice a propósito de esos monstruos vividores de la política, cuya indeseable leyenda es apenas un reflejo de actitudes ciertamente repugnantes. Al final, el hemiciclo se ha venido transformando en una colmena de impresentables que han afeado a quienes querían hacer política, convirtiéndola en un autentico porcazal.

Escandalizan las palabras de Celia Villalobos, el resentimiento que hay en ellas, cuando habla de la suciedad y los piojos de los otros, sin vergüenza de pertenecer a un partido que ha convertido la corrupción en un sistema que se ha perpetuado desde su origen franquista hasta nuestros días. Brillante esta tragaperras del erario público que hablaba de cómo se hacía un caldito con huesos de cerdo y no de vaca mientras su Pedro Arriola, según investigaciones relacionadas con el caso Bárcenas, habría podido embolsarse sobresueldos por valor de 1.410.000 euros. Una diputada siempre de tono zafio y camorrista, recuerden que para incomodar a Rubalcaba  se refería a él como señor Pérez, por no hablar de la provocación que le tendió a Pablo Iglesias a propósito, precisamente, de la mugre corrupta que habita  en el mismo partido que ella habita.

Muy clasista e irascible, ya en 2007 Villalobos, estando  en el patio del Congreso, se quejaba amargamente porque su chofer oficial tardaba más de la cuenta, hasta el punto de que al pobre le cayó aquello de "no eres más tonto porque no entrenas". Esta misma diputada fue la que no tuvo empacho en la utilización de recursos públicos, recién nombrada vicepresidenta del Congreso, para mandar un mailing masivo a militantes del PP de Málaga a fin de que apoyaran a Arenas. Por cierto, ¿se saben aquello de que el hermano de Villalobos utilizó para su boda en Málaga una finca municipal (La Concepción) a través del modelo básico de la familia PP, es decir, el todo gratis? Poco edificante la actitud de una diputada, que en los últimos años se ha granjeado fama de autoritaria y poco trabajadora, lo que quizá pueda explicar que a Villalobos se la pillara jugando con su tablet último modelo en plena sesión parlamentaria.

Un repaso de su gestión a la cabeza del Ministerio de Sanidad y Consumo en la VII legislatura demuestra que Villalobos huele realmente mal. Tres ejemplos de una ristra interminable:

1. Entre los primeros nombramientos de su Ministerio está un médico condenado que, casualidades de la vida, forma parte del círculo íntimo de su queridísimo marido, señor Arriola. El médico en cuestión, Ramiro Rivera, fue condenado por, entre otras lindezas, desviar pacientes de la sanidad pública a su clínica privada.

2. Tremendo y ya casi olvidado. En 1998 Celia Villalobos le perdona a las aseguradoras privadas de coches miles de millones. A través de una circular que llega a todos los hospitales públicos se aclara que el Insalud dicta a estos equipamientos a que renuncien al cobro de miles de facturas por la asistencia en accidentes de tráfico.

3. Con todo, hay un hecho que desvela con cruda nitidez el extremo ideológico y la catadura moral de Celia Villalobos, y es cuando siendo ministra de sanidad se posicionó con las grandes farmacéuticas en su enfrentamiento con países como Suráfrica, que planteaban crear genéricos antisida económicamente accesibles para su población enferma. Villalobos fue gélida: "Si se levantan las patentes ¿quién va a investigar? La investigación resulta carísima". Este posicionamiento todavía fue más vergonzante en tanto que la OMS se posicionó con Suráfrica aclarando que el derecho a la salud está por encima de los dividendos de las compañías farmacéuticas.

Mostrados algunos detalles de Celia Villalobos, no deja de ser lamentable que en esté limbo político que estamos sufriendo vuelva a ser la Vicepresidenta de la nueva mesa parlamentaria. Algo huele mal y no sólo en Dinamarca, no sólo en Celia Villalobos, también en quien la ha apoyado para que renueve su presencia en ese órgano.

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