El dedo en la llaga

La intuición policial

Un grupo de jóvenes tirando a inconformistas decidimos boicotear en 1968 el estreno en el Festival de Cine de San Sebastián de una película llamada The Green Berets (Boinas verdes), dirigida por John Wayne, que era una apología descarada y vomitiva de la intervención militar estadounidense en Vietnam.

El número que montamos fue muy chapucero, pero contundente: lanzamos bolas de tinta china contra la pantalla del Palacio del Festival y tiramos al aire cientos de octavillas que incluían banderas vietnamitas enlazadas con ikurriñas y textos muy expresivos y elocuentes en castellano, euskara, francés, inglés y alemán.

Aquellos sí que eran tiempos: el público del patio de butacas, al que pusimos perdido de tinta china, en vez de cagarse en nuestros muertos, empezó a gritar "¡Bravo!" y "Gora Vietnam!"

Aunque yo era por entonces muy joven, ya me sabía cómo funcionan las policías antidisturbios, de modo que acudí al numerito vestido con traje y corbata. En cuanto empezó el follón, la bofia irrumpió en el teatro, momento que aproveché para levantarme, dirigirme al que ejercía de jefe de los de la porra y decirle: "¡Esto es indignante! ¡Uno ya no puede ni venir al cine sin que le asalten los comunistas!". El tenientillo me miró con simpatía y me dijo: "Tiene razón, pero será mejor que se vaya, porque aquí va a haber muchas bofetadas". Así que salí del Teatro Victoria Eugenia incólume (y muerto de la risa).

Me he acordado de aquella historia viendo con qué criterios identificaba y marcaba la Policía de Madrid el pasado fin de semana a la gente que se acercaba a la zona en la que estaba prevista una manifestación antifascista.

Siguen siendo igual de intuitivos que en 1968. ¿Chavales o chavalas que les parecían raros, por la pinta? Hala, contra la pared. Y con las manos bien a la vista. Aunque luego resultara que no sabían ni de qué les hablaban.

¿Jóvenes con aspecto de estudiantes aplicados? Vía libre y hasta la cocina.

Tengo entendido que no es muy constitucional discriminar por razones de aspecto, pero ellos son así. Todas las policías antidisturbios del mundo son así. No pueden evitarlo. Está en su naturaleza.

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