El detonador

¿Quieres saber cuál es el futuro de la izquierda?

ZP, no busques más. El futuro de la izquierda está aquí, aquí mismo, en El Detonador. Quién te lo iba a decir... Diga lo que diga Cayo Lara, no te dejes engatusar. ¿Paul Krugman? No necesitarás desayunar con él de nuevo. ¿Para qué? No conocen el futuro, ZP. Son sólo conjeturas, cábalas, augurios, azarosas corazonadas. Pregúntale a Solbes... ¿Y el futuro de la izquierda? Menos todavía. Te lo digo yo, porque lo conozco. He visto el futuro de la izquierda y su nombre es exactamente ese: el futuro de la izquierda.

Future of the Left es un trío de bestias pardas con capacidad de apisonar una montaña de hormigón. Probablemente nunca hayan oído hablar de Cayo Lara, pero sí de Sex Pistols, Fugazi y Faith No More. Son de Cardiff (Gales), la ciudad de Ken Follett, y alguna relación tienen, porque su música es tan contundente como un guantazo con la edición en tapa dura de 'Los pilares de la tierra'.

Se trata del cantante y guitarrista Andy "Falco" Falkous y el batería Jack Egglestone, que antes militaron en la banda McLusky, a los que se ha unido el bajista Kelson Mathias. Acaban de publicar su segundo disco, titulado 'Travels with myself and another' (4AD / Pop Stock!, 2009), que incluye títulos tan intrigantes e inquietantes como 'Arming Eritrea' (Armando a Eritrea), 'Throwing bricks at trains' (Lanzando ladrillos a los trenes), 'You need Satan more than he needs you' (Necesitas a Satán más de lo que él te necesita a ti) o, esta es de las mejores, 'Drink Nike' (Bebe Nike).

Podría ser un grupo hardcore más: miméticos, burrotes y panfletarios. Pero no. Future of the Left controlan sus instintos primarios, domestican al monstruo que llevan dentro, le afilan los colmillos y lo sueltan cuando ya han decidido cómo y a quién quieren morder. La mordida hace pupa.

Sus canciones, como decía, apisonan, te tumban, son un trallazo, pero su única baza no es la energía desbocada de un caballo pura sangre. Son, por ejemplo, divertidos, como en el primer single, 'The hope that house built' (ver el primer vídeo), puro teatro, a medio camino entre la parodia y el esperpento, con esos coros góticos y ese ritmo marcial e hipnótico que parece sacado de un disco de Rammstein.

'Throwing bricks at trains' podría ser un tema de Pete Doherty, mientras que en 'Land of my formers', donde construyen unos muros de guitarras bastante espectaculares, enlazan con el punk más clásico y sucio (ver último vídeo, donde la tocan, hace pocos días, en una tienda de discos). Fuerza, ruido e imaginación, su receta para conseguir un sonido poderoso.

Pero lo mejor son esas zonas de esquizofrenia donde retuercen sus canciones tomando caminos inesperados sin que se resienta la fluidez, así como la forma en la que construyen canciones a partir de un solo patrón rítmico y melódico donde la voz es lo único que cambia, casi rozando el rapeo. 'Yin / Post-Yin' es un buen ejemplo. Y también cómo utilizan el teclado, perfectamente integrado en las montañas orgánicas de guitarras, bajos y baterías, como en 'Lapsed Catholics', la última del disco, casi de verbena (de la buena).

Y el pulso: puro músculo. No es que sean veloces, pero someten al oyente a cambios de ritmo básicos y sencillos que aumentan la tensión de la canción como por arte de magia. Lo hacen en el estribillo de 'Drink Nike', un auténtico despegue, como el AVE a la salida de Toledo.

En directo tienen que ser la bomba. ¿Se animaría ZP? Tan desesperado no parece estar (todavía).

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