El detonador

Rage Against the Machine, todo por la pasta

rage.jpgRage Against the Machine significa literalmente "Rabia contra la máquina". Cuando dicen máquina, se refieren al sistema capitalista que cimienta (por decirlo de alguna manera) nuestra siempre precaria sociedad. Los cuatro músicos no debían estar muy de acuerdo con el libre mercado allá por los albores de los noventa, cuando formaron el grupo en Los Ángeles. Es de suponer que a día de hoy, y más con la crisis que arrecia sobre nuestras pobres cabezas de ciudadanos medios, sus creencias políticas no sólo se mantengan, sino que se hayan radicalizado.

Por eso, es comprensible que a sus seguidores se les haya quedado cara de boniato al enterarse de que el grupo va a tocar en la edición madrileña de Rock in Rio, ese festival patrocinado por grandes emporios empresariales que paga cachés estratosféricos a los artistas y que inunda su recinto con publicidad de famosas marcas.

Hay quién bromeaba diciendo que Zach de la Rocha y sus compinches optarán por destrozar el equipo de sonido o quemar las lonas de Vodafone (cosa que espero no ocurra, evidentemente), una forma de justificar su participación en un festival en el que la máquina que ellos abominan se pone al servicio de la música.

No son los primeros (ni serán los últimos) en ser criticados por tocar en Rock in Rio. Hace dos años, los más puristas de la música se levantaron en cólera porque Neil Young decidió tocar en este certamen, cuando el Festival de Benicàssim o el Primavera Sound llevaban tiempo tentándole y parecían escenarios bastante más apropiados para el canadiense.

Aunque esto último es discutible (tengo muchos amigos que nunca irían al FIB o al Primavera y son fans a muerte de Young), lo cierto es que éste cogió el millón de euros que le puso Rock in Rio encima de la mesa sin rechistar, pese a que hace años, en su canción 'This note's for you', decía aquello de "Yo no canto para Pepsi, yo no canto para Coca Cola"...

Sin duda: es difícil tocar en Rock in Rio sin caer en una contradicción, sobre todo cuando cuando has colaborado con movimientos próximos al EZLN o te han detenido en protestas contra las prácticas comerciales voraces, como es el caso de Zach de la Rocha.

No es la primera vez, en todo caso, que pillan a Rage Against the Machine en un renuncio. Muy recordada es su actuación de 1996 en uno de los programas estrella de la televisión norteamericana, Saturday Night Live, porque el bajista causó algunos destrozos en el camerino de Steve Forbes, otro invitado de esa noche. Lo que no se cuenta es que el grupo tocó 'Bullet in the head' con algunas partes de la letra censuradas y aceptó que se retiraran las banderas estadoundienses que habitualmente cuelgan (boca abajo) de sus amplis.

rock-in-rio_003089_4_mainpicture.jpgA mí el Rock in Rio no me va. Esa mezcla verbenera de bandas, esa forma de ver la música sólo como espectáculo, ese concepto de rock para toda la familia, ese asedio publicitario, esa pudorosa pulcritud de show para todos los públicos, ese rancio olor a técnica comercial yanqui, ese escenario frío y gigante... Vamos, que no me gusta que un tío sobrevuele sobre mi cabeza en una tirolina mientras estoy viendo a Amy Winehouse. Igual que no voy al Kinépolis ni compro en su supermercado de palomitas, tampoco voy al Rock in Rio ni me lanzo por sus pistas de skate (por mi propio bien, claro).

Pero ojo: me parece bien que exista y que la gente vaya (faltaría más).

Lo que me parece más triste es lo de Rage Against the Machine. Y más que por el hecho de que su presencia en Rock in Rio vaya en contra de todos los principios que enarbolan en sus canciones, porque vengan sin material nuevo. Más de una década llevan sin publicar disco. Quizás es que ser antisistema lleva mucho tiempo... Y claro, hay que financiar nuevas campañas contra la máquina (acabo de pensar, no sé por qué, en camisetas del Che con la cara de Alierta).

Sus fans deberían dejar de criticarles por ponerse en las estanterías del hipermercado del rock y pedirles que curraran un poquito, ¿no?

Como sigan así, es posible que el grupo acabe haciendo un dueto de reconciliación con Joe McElderry...

Todo por el buen rollo

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