El detonador

Cuando el sello dice "que no, que no, que no"

Nos pasa a todos: el rechazo, el fracaso. A mí, sin ir más lejos, cuando mi jefe me tira abajo un reportaje: se desploma mi creación como lo hace un castillo de naipes ante el más leve soplido... Lo que parecía tanto, no es nada. Todo se vuelve frío y oscuro: es la frustración. Nos pasa a todos.

También les ha pasado a The Klaxons. Sí: el grupo que ganó el prestigioso Mercury Music Prize, el que dinamitó el Festival de Benicàssim con una explosiva actuación en 2007, el que apabulló haciendo un dueto con Rihanna en los Brit Awards... Un grupo que tocó la gloria con la yema de los dedos... Y que ahora sufre como sufrimos nosotros, gente llana y rasa de este mundo, populacho.

Vamos al caso: su discográfica, Universal, ha escuchado su nuevo disco, continuador del exitoso 'Myths of the near future', y les ha dicho, parafraseando a Xoel López: "que no, que no, que no". Al parecer, el disco es un laberíntico psicodélico sin un sólo single a la vista que ha cambiado totalmente el sonido 'punk-rave' del grupo.

Desconocemos el tamaño del ladrillo, pero, tras escuchar las tímidas declaraciones del cantante Jamie Reynolds a New Musical Express, la cosa debe ser voluminosa: "Hemos hecho un disco realmente pesado y eso no es bueno para nosotros. No podemos olvidar que somos una banda de pop". Un ladrillaco, no hay duda.

La cuestión es que los Klaxons ni son los primeros ni serán los últimos a los que su compañía discográfica les para los pies, algo que desde el punto de vista del melómano siempre se ha considerado como un sacrilegio. ¿Corromper la libertad creativa del artista? ¡Nunca!

Pero claro, no conviene olvidar que la compañía pone la pasta con intención, claro está, de recuperarla. No es una ONG. Y se supone (es un suponer como otro cualquiera), que los que la dirigen entienden de música. Por eso, ¿no está legitimada para ordenar al artista que cambie su creación?

Veamos algunos ejemplos, unos más conocidos que otros.

El día que a Bruce Springsteen le pidieron un single: Esto le pasó con, ¡ojo!, 'Born in the U.S.A.', un disco no con uno, sino con once singles potenciales. Pues bien, Columbia (ahora Sony BMG), dijo que querían la canción que abriera la hucha, no de cientos de miles de personas, sino de millones de personas. Y Springsteen, no sin montarles una gran gresca, se fue a su casa y compuso 'Dancin' in the dark'. ¿Podríamos decir que sin Columbia no tendríamos 'Dancin' in the dark'? Podríamos decirlo.

Algo parecido les pasó a Los Planetas, pero los granadinos resolvieron el asunto con su habitual peculiaridad. Ocurrió en 1998, cuando presentaron 'Una semana en el motor de un autobús' a RCA (hoy también Sony BMG). El sello no sólo les exigió un single, sino que además les invitó a que quitaran dos canciones que eran demasiado largas y lentas.

Jota, cantante, les concedió escribir una canción más a cambio de dejar esos dos temas en el álbum. El sello accedió, Jota se fue a casa, puso una canción de Etienne Daho titulada 'Promises' y calcó la melodía en 'Segundo premio' (fue primer single, se convirtió en un himno y, hasta día de hoy, Daho no ha dado señales de vida).

Cuando la cuestión es añadir o quitar una canción las cosas llegan a buen puerto, pero cuando el fallo (llamémoslo de alguna manera) es más bien estructural, la cosa cambia. Es lo que le pasó a Wilco con 'Yankee hotel foxtrot', rechazado por Reprise al considerarlo poco comercial (la banda abandonó el sello, publicó el álbum con Nonesuch y vendió medio millón de copias, su disco más exitoso).

¿Más ejemplos? A Mónica Naranjo le pararon un disco entero por ser demasiado experimental y transgresor; a los directivos de la discográfica Geffen les empezaron a temblar las manos cuando oyeron 'In utero', de Nirvana (finalmente, los chicos de Kurt Cobain tuvieron que cambiar la producción de un par de canciones, grabadas inicialmente con Steve Albini) ; y a los chicos de La Excepción les intentaron meter mano en un dueto que habían grabado con Rosendo.

¿Tienen derecho las compañías a cambiar la obra de los artistas? ¿Es legítimo? ¿Conocéis algún otro caso de este estilo? Ale, a detonar.

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