El detonador

Cómprate un rato de silencio

Como bien sabéis, la llegada de la Navidad en Inglaterra ha deparado ciertas sorpresas musicales en los últimos dos años. Allí, país del pop, le tienen una consideración muy especial a la canción que consigue el Número 1 en las listas en la semana de Navidad. El tema en cuestión se convierte, casi, casi, en la canción del año, y normalmente en la más vendida, porque todos compramos cosas en Navidad.

Hace dos años, para evitar que Leona Lewis, una participante de 'Factor-X' (el 'Operación Triunfo' británico), se alzara con el Número 1 versionando el 'Hallelujah' de Leonard Cohen, como previsiblemente iba a suceder, un grupo de fans de Jeff Buckley, que también había versionado el tema en su disco 'Grace', organizó una campaña en Internet para que se descargara masivamente la versión de este último.

Finalmente Buckley no pudo con Lewis, pero se dio la curiosa circunstancia de que por primera vez el Número 1 y 2 navideño era la misma canción. Leonard Cohen debía estar encantado, claro.

Al año siguiente, el pasado, fue 'Killin' in the name' de Rage Against the Machine la canción llamada a acabar con el dominio de Factor-X y, finalmente, lo consiguió. El grupo, contento ante la iniciativa popular (y el aumento de sus cuentas bancarias, claro), recompensó a su público británico con un concierto gratuito en Londres.

Unos aficionados han ido esta temporada más lejos y se han propuesto que la pieza que desbanque en Navidad a los chicos de 'Factor-X' sea el 4' 33'' de John Cage, una composición que sencillamente ofrece cuatro minutos y 33 segundos de silencio. El tema se puede encontrar, sin ir más lejos, en Spotify, aunque dividido, curioso, en sus tres partes originales. Si queréis ver cómo lo toca una orquesta, mirad aquí.

http://www.youtube.com/watch?v=hUJagb7hL0E

Yo me lo he puesto y, más allá de que gane o no, es lo mejor que he escuchado en la última semana. Es más, hasta me lo he vuelto a poner. De repente, escuche el autobús ahí fuera, la tos de la vecina y el crujido del armario del salón. En la segunda escucha ya oí mi saliva y luego un borboteo en el estómago.

Estamos acostumbrados a escuchar música como experiencia placentera y evasiva, que nos pone tres pies por encima del suelo y nos baña en un mar de serenidad y tranquilidad. O música que nos da energía y nos hace movernos, nos excita.

Pero la música puede ser 100.000 cosas más. Quizás el 95% de la gente identifica la música con la melodía agradable, fruto de la influencia del período romántico de finales del XVIII, pero no siempre fue así, ni antes ni después.

Y cuando escuchan algo raro, que se sale de los parámetros melódicos habituales y convencionales, se extrañan o dicen que no entienden de música. Yo nunca he oído decir a nadie que no entiende de novelas o de teatro, pero de música a muchos.

Aunque en realidad, de eso se trata, de no entender. Porque la música no se entiende, se escucha.

John Cage, sé nuestro Número 1. El mundo cambiaría, aunque solo fuera un poco, estoy completamente seguro.

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