El detonador

Los Planetas zozobran en la Riviera

Los Planetas, para qué os voy a engañar, son bastante malos en directo. Lo volvieron a demostrar el viernes en La Riviera de Madrid con un sonido fofo y disperso, ritmos renqueantes, volumen bajo y la voz, esa voz de Jota, que en estudio se puede maquillar, pero en directo da risa.

En serio: en un instante de 'No sé cómo te atreves' (título que viene ni que pintado), oí esa voz nasal y desafinada de forma tan nítida que me hizo mirar alrededor buscando una mirada cómplice para compartir el rubor. Me sentí solo. Nadie parecía haber oído lo que yo había oído. "¿Qué estarán oyendo?", pensé.

Dividieron el concierto en dos partes totalmente diferenciadas: una hora y cuarto para temas de sus dos últimos discos (los flamencos) y el resto para una ristra de 'hits', casi todos redondos en disco pero desfigurados en concierto. En serio otra vez: ¿Quién bajó el volumen en 'Pesadilla en el parque de atracciones'? ¿Y el barullo de 'De viaje'? ¿Alguien le puede explicar a Eric, el batería, el significado de la palabra sensibilidad?

Y eso hablando de sus canciones incontestables, porque la algarabía con que fueron recibidos 'éxitos' de medio pelo como 'Canción del fin del mundo' o 'Devuélveme la pasta' sólo se explica desde la generosidad inagotable de una masa de fans extremadamente condescendiente (versos como "Con la que está cayendo y no tengo paraguas, el paraguas que tenía te lo di" también sonrojan).

Además, suelen tocar casi siempre las mismas canciones, gira tras gira. Como excepción, han recuperado 'Rey sombra' (y Jota ha cambiado de guitarra, por cierto).

Está bien que defiendan con tanto empeño y valentía sus últimos dos trabajos, pero la estrategia de partir a la mitad el concierto la encuentro un poco perezosa y le hace perder una siempre necesaria unidad. Primero misa y luego verbena. Queda forzado, sobre todo cuando tienen muchas canciones antiguas que se integrarían perfectamente entre sus nuevas catedrales de ruido flamenco ('Santos que yo te pinte' y 'La caja del diablo', por ejemplo, pero también 'Toxicosmos', 'Jesús', 'San Juan de la Cruz' o 'La copa de Europa').

Sólo convencieron (y mucho, ahí sí) en los temas más atmosféricos y psicodélicos de la parte flamenca, con ese ruido entre abismal y espacial envolvente e intrincado. De lo poco realmente contundente fue el 'Romance de Juan de Osuna', épica y cortante. Y luego está bien el bañito de nostalgia con 'Segundo premio' o 'David y Claudia': te transportan a momentos personales del pasado que en ese instante llegan envueltos en un engañoso halo de dulzura y calidez, cuando en realidad no fueron para tanto. Lo que viene siendo la nostalgia, vamos.

A la gente, no obstante, pareció gustarle bastante el concierto. Y yo les entiendo y lo tengo claro: es de esos conciertos que para que te gusten tienes que poner mucho de tu parte (empezando por la imaginación). Y yo ya no estoy dispuesto a hacerlo.

Más Noticias