El detonador

Una de cowboys y gitanos

Una de cowboys y gitanosUna de cowboys y gitanos

Cinco pequeños grandes momentos del concierto de Howe Gelb con su banda de gitanos y Raimundo Amador en el Teatro Lara de Madrid, el domingo por la noche:

1. El gusto, la clase, la calidez y la epidérmica delicadeza de Howe Gelb empezando a tocar 'Blood Orange', sujetando la guitarra como si de un ramillete de rosas se tratase. El sonido era el aroma (mega-cursi, pero es que fue así). La chica, nosotros.

2. Duelo de guitarras entre Howe y Raimundo a mitad de concierto. Raimundo moviendo los dedos a la velocidad de la luz sobre el mástil de su guitarra eléctrica. Al otro lado del ring, Howe desafinando la última cuerda de su guitarra hasta dejarla colgando y ejecutando un solo ciertamente ortopédico pero molón. Era como una carrera entre un Volvo y una cirila.

3. La aparición de Olaf Ladousse con sus doo-rags (pequeños instrumentos fabricados y que hacen soniditos la mar de curiosos). Al principio parecía que se iba a quedar en una broma juguetona, un chascarrillo de show, pero cuando salió por tercera vez para manchar de ruiditos una balada de Howe Gelb interpretada en solitario, pareció hasta ensayado.

4. El inicio, abrumador, sublime, de 'Cowboy boots on cobble stone'. Raimundo cogió, ¡por fin!, la guitarra española y, ¡jarl!, todos deseamos que siguiera 20 minutos más sin parar (pero a él le va más la eléctrica, ¿qué le vamos a hacer?). El tipo sentado a mi derecha, que llegó al concierto con cara de escéptico, dejó de dar bostezos. Y yo me percaté, en ese instante celestial, que el título del último disco de Raimundo, 'Mitad hombre, mitad guitarra', es una soberana estafa. Raimundo es una guitarra entera, 100% guitarra. Una guitarra con pelos.

5. Otra vez Raimundo: las versiones de Triana y Pata Negra. Cuando tocó la primera me pareció que lo hacía por capricho, para ganar protagonismo frente a un Howe Gelb omnipresente: "¡Esta la toco yo por mis huevos!". O algo así. Pero luego, con la brillante recuperación de 'Camarón', de Pata Negra, una canción total que une los espirituales negros del Delta con el blues de Skip James, el rock and roll más soleado de los Stones y el flamenco de Sevilla, todo cobró una especie de deshilachado sentido.

Y, finalmente, el pequeño gran momento de la noche flotó en el aire: fue esa natural, calurosa y cruda mezcla de unos y otros, del virtuosismo callejero de Raimundo y sus gitanos (vaya voz, por cierto, la del amigo Lyn Cortés) con la gravedad de las canciones desgarbadas de Gelb.

Las fotos son, todo sea dicho, de Mariano Regidor (www.nsefotografia.com), un fotógrafo sin precio.

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