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La franquicia de Al Qaeda en el Magreb demuestra su fuerza

Desde que en 1999 el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, lanzara la primera fase de su proyecto de reconciliación nacional con la Ley de Concordia Civil, las autoridades argelinas han intentado convencer a sus conciudadanos de que el terrorismo es un fenómeno residual .

Bien es cierto que, lejos ya del enfrentamiento generalizado y las matanzas de la guerra civil de los noventa, los muertos en Argelia no se cuentan ya cada año por miles. Ahora se cuentan por cientos.

Estos asesinatos llevan una firma, la que ha dejado en sus reivindicaciones de los atentados de los últimos años el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), producto de una escisión de los Grupos Islámicos Armados (GIA) a finales de los noventa y reconvertido en 2006 en rama magrebí de Al Qaeda. Una metamorfosis que contó con la bendición del lugarteniente de Bin Laden, Aymán Al Zauahiri.

Con el GSPC rebautizado como Organización de Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) Bin Laden abrió tienda en el Magreb. Y a juzgar por sus resultados, las filas de esta organización no están tan diezmadas ni el grupo tan debilitado como aseguran los responsables argelinos. En los últimos meses, el Gobierno de este país ha informado de la rendición, captura o muerte de líderes y ex líderes de este grupo terrorista como Hassan Hatab, Hareg Zoheir o Fateh Buberdala.

Una demostración de fuerza

Buena prueba de ello son los atentados de ayer, los más mortíferos en Argel desde 1990, cometidos además en pleno centro de la capital, el primero, y en un barrio plagado de embajadas, y como tal sometido a severa vigilancia, el segundo.

La demostración de fuerza y de capacidad operativa pone también de relieve las limitaciones de la reconciliación nacional promovida por Buteflika. Para muchos militantes de derechos humanos, esta política ha servido más de ley de punto final al servicio de los militares implicados en la guerra sucia que de mecanismo para hallar la paz.

En 2006, la franquicia de Al-Qaeda reivindicó más de cien atentados en Argelia. Este año, también está prodigando su presencia, con una siniestra novedad que apunta a su definitiva adscripción a los métodos y la filosofía de la red de Bin Laden: los atentados suicidas. El pasado 11 de abril, dos atentados similares a los de ayer causaron 33 muertos. Era la primera vez que el ex GSPC optaba por este tipo de atentado, espectacular y sangriento, tan querido para Bin Laden.

La elección de este tipo de atentado no fue baladí, sino que apunta a un nuevo acto de pleitesía.

El ejemplo de AQMI se está convirtiendo en un caso paradigmático de la estrategia de Al Qaeda. Uno de sus pilares es acoger bajo su ideario, dar legitimidad yihadista y ofrecer proyección internacional a través de su red de grupos terroristas a organizaciones que disponen de un fuerte anclaje social en sus países de origen.

Grupos como el argelino ofrecen, por su parte, a Al Qaeda, una organización asentada con capacidad operativa .

AQMI acaricia la idea de vertebrar bajo su ala a todos los movimientos yihadistas del Magreb. Una declaración de principios de su vocación regional son los vídeos que desde 2006 cuelga en Internet. En uno de ellos se ve a yihadistas de los cinco países del Magreb confraternizando con un fondo musical extraído de uno de los vídeos de Al Qaeda

Trinidad Deiros

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