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Eurovisión no es suficiente

El aplauso para Rodolfo Chikilicuatre en la gala de Eurovisión duró poco porque justo después del chiki-chiki tocó la actuación de los anfitriones y estalló el fervor patriótico entre el público local en el Arena de Belgrado. Para Serbia, la celebración de este festival de canciones que atrae audiencias de más de 100 millones ha sido el mayor evento mediático en la joven historia del país.

Por una vez, los serbios se sintieron orgullosos de protagonizar una noticia que no tuviera que ver con criminales de guerra o protestas violentas. Eurovisión llegó en un momento clave en el que Serbia se está debatiendo entre formar un gobierno pro-europeo o una formación nacionalista, cortejada por la Rusia de Putin y Medvédev.

El público serbio de Eurovisión abucheó la canción rusa y no precisamente por su calidad. Pero la Unión Europea tampoco despierta gran entusiasmo, lo cual se debe, sobre todo, al reconocimiento precipitado de la autoproclamada independencia de Kosovo por parte de muchos países miembros, arrastrados por EEUU. Para Washington, Europa del Este no es más que un gran tablero de ajedrez en su partida geopolítica con Rusia. Y de paso, Washington consiguió una vez más dividir a los europeos y dejar en evidencia la política exterior común.

Por legítimas que sean las aspiraciones de los albanokosovares, el objetivo más importante debe ser la integración de Serbia en la UE. No se puede dejar a los serbios con el sabor de Eurovisión en la boca.

Thilo Schäfer

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