el pingue

"Sostreando" la realidad.


Para un lector, tan sólo, como yo, se hace incomprensible y casi inteligible tantas barrabasadas hechas letra,  más propias de un espantarrocíos que de un tipo con columna en un periódico. Es curioso, verdad, pero cuando parece que todo el mundo ha de estar en su sitio, mesurar, callar, respetar lo más básico, aparecen fanegas como Sostres.

Aclaro: escribiría todo lo que he escrito de él (Santamaria), de su actitud, volvería a decir lo que dije de él, y me sentiría cabreado con lo que declaró en aquellos días tan de vaqueros e indios, pero hay barreras que no debieran pasarse, una de ellas la educación. Dice mi abuela con 95 años que "no es lo mismo tener cultura que educación, la primera se aprende, la segunda se mama ".

Cuando te conviertes en hooligan -a veces uno ha pecado de ello- cometes el error de no ver el horizonte y quedarte con lo primero, con los mensajes codificados que crees escuchar de una de las partes. Entonces llega el ridículo. Veamos un ejemplo:

Dice Sostres que Santamaria no ha logrado nada, no ha dejado nada, ni un discípulo, y el que deja es un discípulo que "fracasó estrepitosamente (dos estrellas Michelin) y tuvo que volver al regazo de su mentor"(sic). Siendo él de Barcelona no entiendo cómo no ha contrastado esta noticia. Si es un fracasado no hubiera conseguido dos estrellas, digo yo..... Olvida que en Madrid deja a Óscar Velasco, con dos estrellas Michelín también, es decir, minucias....

Sostres va más allá. En mi opinión hace un flaco favor a Adrià, quien esta mañana en la SER ha hablado con todo lo que le falta a este columnista: educación y dignidad. Y parece mentira que él siendo tan taurino no interiorice lo más importante del "arte" de la tauromaquia: saber estar, tomar la distancia a este toro que le viene grande.

Lo peor en la vida es ser un alabancioso, porque si eres un alcandor tiene un pase pero ser lamerón no. Hoy desayuno con el blog de Salvador Sostres y me pregunto si él, siendo de estirpe de hosteleros, relee lo que escribe.

Adrià no merece estos adalides que le defiendan. La familia de Santamaria y su equipo quizá necesiten que les dejen tener el duelo en paz. Yo lo pediría para mi peor enemigo. ¿Y tú Sostres?

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