el pingue

Fulminantes

La tómbola Pirraca, la que el año pasado tenía a Bob Esponja como héroe, hace unos años tenía a John Wayne, mejor dicho, la caja con sus revólveres y chapa identificativa de Sheriff. Su visita  a las ferias, las de Felipe, terminaban allí. Antes, su padre se tomaba un vino dulce con un canutillo de barquillo y disparaba en las casetas de tiro a unos pernos los cuales, por acción del perdigón, hacían salir de unas portezuelas aviones que  arrojaban bolsas con regalos. También lanzaba pelotas a botes trucados con plomo que rara vez caían. Ese día tan sólo le había salido un chisquero de un avión de guerra. ¡Y mira que era difícil que su padre fallara!. En el pueblo había ganado nada menos que tres campeonatos de tiro al plato.  Se quejó al feriante de que las carabinas estaban mal calibradas, pero Felipe sabía que su padre no sólo se había tomado un vino dulce...

Fulminantes

Pertrechado con su canana y su dos pistolas de latón caminó por el real de la feria disparando a todos los niños que se encontraba de frente, escondiéndose entre los mostradores y camiones como si estuviera en el Cañon del Colorado y él fuera el justiciero Wayne.

-Vamos a comer algo y luego le preguntamos al de la tómbola si nos da otra bolseja de petardos

-Se llaman fulminantes y van dentro de la caja del oeste

-Luego se lo pregunto... ¿Qué quieres comer?

-Una manzana con azúcar rojo

-Sabes, Felipe, que eso no puedes.

-Pues...., un bocadillo de chorido a la brasa....

-Vamos al Riojano, entonces.

La tripa con la que hacían los chorizos del Riojano era natural, no una de esas de plástico más baratas. La jija tenía un cincuenta por ciento de carne de cerdo ibérico:  papada, maza y aguja. El resto era cerdo blanco de granja. Se adobaba con pimentón "okal" de la Vera, orégano leonés  del año, ajo y sal. Luego se hacían los bocadillos al momento. Lo primero siempre el chorizo y luego el riche pequeño, que se abría a la mitad y se le colocaba donde antes estuvo el chorizo friéndose. Se enrollaba  con una servilleta y se cobraba al ser servido.

-¿Cómo ha ido este año Felipe?

-Imagínate...

-Ya me dijo el Cirilo que te has divorciado. ¡Qué suerte, majo!. Ahora a buscar a alguien que te cuide al chico y a ti.

Ante la risa cómplice de su padre y del tabernero, Felipe no tuvo otra opción que gastar sus últimas balas "fulminantes" en cada uno de ellos. Después,  sopló el cañón y se guardó las pistolas mirándoles con desafío.

 

Letrasjuntas nº6

 

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