el pingue

"De tripas corazón". Abraham García

Hace años que la putrefacta casquería se instaló en el salón de nuestras casas. A ciertas horas es imposible conectar la televisión y no escuchar a carniceros de lo humano, a seudoinvestigadores y a presentadores y presentadoras, airear tripas y sangre sin el más mínimo pudor. Lo peor, la guarnición que se le da: servicio público.

Ayer, en un paseo fugaz por el Mercado del Val, pasé por delante de la única casquería que queda. Allí había patas y morros de ternera, lenguas, sangre, riñones, un par de corazones, un gran hígado, varias orejas de cerdo y unos buenos callos . Comencé a imaginarme cominos, puerros, laurel, pimientas, cebollas matanceras, pimentón de La Vera, ajos, ........, y pan.

Salí del mercado después de ver al panadero y me dirigí hacia el aparcamiento pero, al levantar la mirada, descubrí al letrero de Oletvm mirándome. Crucé la calle e intenté esconderme pero no pude. Fui a ver qué pasaba. Me esparaba el último ejemplar del libro de Abraham García, "De tripas corazón".

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Sí, es un libro de recetas pero también un diario de a bordo en el que el cocinero apunta los rumbos, y lo que acontece alrededor de cada pieza de casquería. Me parece un libro imprescindible en la librería de cualquier aficionado, estudiante o profesional que quiera pasar un muy buen rato o, como es el caso, necesite salir corriendo a por unos sesos, una "callada" o a por un taco de sangrecilla con la que alegrar unas cervezas a media mañana.

Al llegar a casa he mirado de reojo mis cazuelas de Pereruela. Las he presentado a Abraham,  la contraportada. Me pareció que saltaban y se removían tras el cristal del horno. También he oído a la cuchara de boj claquear en el cajón de los cubiertos y al pimentón intentando sacar pecho dentro de la lata.

Hace tiempo que en casa no "casqueo". Ha llegado la hora. La hora del barro.

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