¿Hace cuánto que no decía esto? Mucho, sin duda, desde que iba donde la Mari  cuando pasábamos el invierno en la ciudad. Ayer por la tarde encontré un pequeñísimo comercio en el centro que me vendió esta.

Hoy de mañana me he bebido dos vasos, uno nada más enchufar la espreso y otro delante del espejo. Cumple la norma. Mi morro se ha quedado "tiznado" de blanco tras el paso de la leche. Incluso, tras la barba de un día, apreciaba un ligero tono rosado de congestión en mis mofletes, y mis ojos se han enrojecido. El vaso, traslúcido tras haber contenido el líquido, creo que se ha sentido extrañado por lo denso de aquella "cosa" blanca que ha contenido.

Resulta que es una leche obtenida de las vacas de los monjes de La Trapa de San isidro de Dueñas. Imagino que no serán ellos los que enchufen la máquina pero aún así, querido Pep Palau, donde menos te lo esperas aparece un pequeño productor al que hay que conservar por el tremendo placer que da en cada bolsa.

Creo que si hubiera una buena distribución de leche, incluso si alguien del pequeño comercio se tirara al monte y acercara a domicilio este tipo de productos,  si la administración incentivara el comercio de cercanía, el del centro de la ciudades y de los barrios, no se perderían oficios, ni granjas, y las urbes serían más habitables. A veces pienso que hasta los pueblos pasarán a ser pedazos de barrio parecidos a "la City" londinense en sábado. Lugares que se olvidan del ciudadano por incomparecencia de éste.

Y unas preguntas que me hago. ¿Cuánta leche bebemos al día?¿Cuánto espacio ocupan los bricks en nuestra estantería?¿Cuánto desaprovechamos de cada brick?¿Qué precio es justo por un litro de "leche leche de vaca vaca"?

85 céntimos de euro.