El tablero global

Ante otro falso 'shock del petróleo'

El Parlamento de Irán está debatiendo un proyecto de ley para prohibir toda venta de crudo a Europa, como represalia por el embargo del petróleo iraní anunciado por la UE a partir del 1 de julio. No cabe duda de que el Majlis seguirá la recomendación del diario Kayhan (cuyo director nombra el líder supremo, Alí Jamenei): "¿Por qué no vamos a parar de inmediato las exportaciones petroleras a los países europeos y reemplazarlos por los otros clientes numerosos que están dispuestos a comprarnos?"

Lo más probable, pues, es que en las próximas semanas se corte el flujo del crudo iraní hacia Europa y los países que más dependen de él (España, Italia y Grecia) no tendrán los cinco meses con los que contaban para sustituirlo. Además, "si Irán cesa las exportaciones a países clave, la pérdida de suministro puede ser mucho más rápida de lo que los mercados esperan", advirtió al Financial Times Lawrence Eagles, jefe de investigación petrolera de JP Morgan.

El Fondo Monetario Internacional se apresuró a predecir una subida de los precios de hasta el 30%, como consecuencia de un declive del suministro mundial de 1,5 millones de barriles al día. El barril de Brent superó el viernes los 111 dólares y los analistas empezaron a augurar niveles de 150 dólares/barril, sobre todo si la tensión bélica con Teherán lleva al bloqueo del estrecho de Ormuz, por el que circula la quinta parte del crudo mundial. Es decir, afrontamos otro shock del petróleo que frenaría de golpe la recuperación económica de EEUU y agravaría peligrosamente la crisis de la deuda en Europa.

Empero, esa nueva amenaza crítica para la economía occidental que sin duda se esgrimirá para volver a recortar prestaciones sociales y servicios públicos, resulta ser otra falacia: cuando llegue el verano, el mundo contará con mucho más petróleo del que ahora dispone, no menos, pero en estos meses el aumento de precios en las gasolineras habrá enriquecido a intermediarios, comisionistas y grandes compañías petrolíferas.

El aumento de producción previsto por Arabia Saudí (medio millón de barriles/día), por Irak (otros 400.000 a partir de marzo, tras la inauguración de una nueva terminal SPM en el Pérsico) y por Libia (que regresará a su plena capacidad y estáexportando 800.000 barriles/día este mes), no sólo compensará, sino que duplicará el volumen de exportaciones iraníes que pierda Europa.

Además, ese crudo iraní no desaparecerá del mercado, sino que será adquirido por los países asiáticos, sobre todo China, cuyas petroleras ya negocian con la National Iranian Oil Company, e India, cuyo ministro del Petróleo, Jaipal Reddy, anunció esta semana que su país comprará todo el crudo que le quiera vender Irán en vista de las excelentes condiciones que le ofrecen. O sea, el suministro internacional de petróleo aumentará notablemente, en vez de reducirse alarmantemente como pretende el FMI.

En cuanto al tan anunciado bloqueo de Ormuz, los analistas militares lo descartan de plano. "El cierrede Ormuz es un mito", asegura Mustafá Alani, jefe de Estudios sobre Seguridad y Terrorismo del Gulf Research Center. "Irán trató de hacerlo durante los ocho años de su guerra con Irak [en los años ochenta] y no lo logró ni siquiera durante una hora".

Entre 1984 y 1988, Irán e Irak extendieron su contienda bélica a Ormuz en la llamada "guerra de los petroleros", atacando sus navíos-cisterna. Unos 250 superpetroleros fueron alcanzados por torpedos, misiles o minas, y algunos se fueron a pique, sin que Teherán consiguiese clausurar el estrecho, por el que cada día cruzan 14 tankers con 17 millones de barriles de crudo, el 35% de todo el que se mueve por mar en el mundo.

La "guerra de los petroleros" terminó, en el 88, cuando la fragata estadounidense Samuel B Roberts fue destrozada por una mina iraní. La respuesta militar de EEUU fue tan devastadora que destruyó en un solo día las dos terceras partes de la Armada de Irán. Un mes después, el crucero lanzamisiles Vincennes derribó un avión de pasajeros iraní y mató a 290 civiles, en lo que Washington calificó de "trágico accidente". El régimen ira-ní no volvió a tratar de cerrar Ormuz.

Ahora, si Irán intenta bloquear el estrecho (un verdadero casus belli), la respuesta militar de EEUU, Reino Unido y Francia, con apoyo de Israel y Arabia Saudí, no sólo sería demoledora, sino que "probablemente aprovecharíamos la oportunidad para destruir todo su sistema de defensa antiaérea, y casi sin ninguna duda se desencadenarían ataques masivos contra sus instalaciones nucleares", estima Anthony Cortesman, exoficial de inteligencia y ahora catedrático de Estrategia en el Center for Strategic and International Studies de Washington DC. "Una vez los iraníes rompan las hostilidades, no habráun nivel máximo en el que tengamos que detener la escalada bélica".

Está claro que ni siquiera el régimen de los ayatolás va a provocar semejante respuesta anunciada, pues sería tanto como cometer suicidio. No obstante, los brokers de la City de Londres especializados en tráfico naval creen que Teherán aún tiene un as en la manga: como el Pérsico después de Ormuz es poco profundo para el calado de los superpetroleros, estos se ven obligados a transitar por aguas territoriales iraníes (ver mapa). Allí, Irán podría detenerlos uno a uno, con la excusa, por ejemplo, de registrarlos para combatir un supuesto tráfico de drogas o de armas, provocando un tremendo atasco de navíos sin cometer ataques considerados casus belli.

Otro sistema de paralizar el tráfico petrolífero es, simplemente, amagar. "Todo lo que tienen que hacer los iraníes es decir que han minado el estrecho y todo el tráfico de petroleros cesará de inmediato", advierte Jon Rosamund, jefe de la sección marítima de IHS Jane's. Además de que el precio de los seguros y fletes se disparará, encareciendo el precio del transporte.

En cualquier caso, los grandes perdedores de esta arriesgada partida de póker petrolífero seremos los consumidores europeos.

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