El tablero global

De la locura del MAD al engaño de la «revisión»

Durante 30 años, el mundo vivió sometido a la locura de la doctrina MAD, la Mutual Assured Destruction, que presuponía que la seguridad del planeta dependía de que ninguna de las dos superpotencias desencadenaría un ataque nuclear porque sería un suicidio: la enormidad de cada uno de los arsenales atómicos enemigos hacía imposible su eliminación por un ataque relámpago masivo, de forma que la respuesta seguiría siendo aniquiladora para el atacante. Así decían garantizar nuestra supervivencia: acumulando ojivas atómicas suficientes como para pulverizar la Tierra decenas de veces y ejecutar esa Destrucción Mutua Asegurada.
Ahora, Obama nos vende, con su Nuclear Posture Review, que EEUU renunciará por fin a ser el primero en emplear el arma atómica, pero esa "revisión de postura" empieza por excluir precisamente aquellas amenazas que podrían llevar a un presidente a apretar el botón: desde la de "excéntricos como Irán o Corea del Norte", hasta la de nuevas armas biológicas devastadoras. Y utiliza el término "outlier" (marginal o periférico) de raíz matemático-estadística, quizá con la intención de que nadie entienda del todo a qué categoría de países se refiere en realidad.

Pero la realidad es que la Casa Blanca ha pedido este año un aumento del 10% en el presupuesto de desarrollo de cabezas atómicas militares, uno de los más elevados de la historia de la carrera de armamentos nucleares. Y para el célebre Los Alamos National Laboratory, Obama ha solicitado un incremento presupuestario del 22%, el mayor que recibe desde 1944.
O sea, que multiplica el gasto en armas atómicas porque se dispone a acabar con ellas. Antes nos tomaban por locos... y ahora por tontos.

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