El tablero global

EEUU regresa a la comunidad mundial

Como dice el asesor de Seguridad Nacional de Obama, John Brennan, "nuestro enemigo no puede ser el terrorismo, porque eso no es más que una táctica, ni el terror, puesto que eso es un estado de ánimo". Ojalá se hubieran dado cuenta de tamaña obviedad los neocon que desencadenaron la insensata "guerra contra el terror", y el trío de las Azores que nos embarcó en la catastrófica guerra de Irak.
Ocho años después del enunciado de la doctrina Bush, ha de ser el presidente de EEUU quien ponga de manifiesto los desatinos de esa bravuconada (que al parecer ya sólo defiende Aznar), al subrayar que el uso de la fuerza tiene límites hasta para la única superpotencia militar del planeta: "A nuestros adversarios les gustaría vernos agotar nuestro poder al desperdigar nuestras fuerzas".

Eso es exactamente lo que hizo su predecesor al librar dos guerras simultáneas: permitió que los talibanes siguieran protegiendo a Al Qaeda y arruinó a su país con la desastrosa contienda en Irak. Ese despilfarro bélico fue en parte causante de la crisis actual y por ello advierte hoy Obama de que sólo una economía próspera, sólo un desarrollo sostenible, puede garantizar la seguridad de una nación.
Y no se puede pretender dar lecciones de democracia cuando se violan todos los derechos y se actúa unilateralmente contra los intereses de la comunidad mundial. Si Washington vuelve a cumplir la legalidad internacional, EEUU ganará. Pero aún quedan muchos nostálgicos de los abusos del bushismo.

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