El tablero global

Los partidos fascistas hoy se llaman «de la libertad»

Igual que la nueva derecha europea escogió la etiqueta popular para disimular que sirve a los intereses de la oligarquía, los nuevos movimientos fascistas europeos han decidido denominarse partidos "de la libertad" –primero fue el austriaco FPOe y ahora se llama así el PVV holandés de Wilders, además del Pueblo de la Libertad de Berlusconi en el que se han integrado posfascistas como Fini– para enmascarar su vocación autoritaria y su fanatismo racista. Aunque lo que de verdad sorprende es cómo han logrado engañar a electorados bastante instruidos.
Parece mentira que, en Holanda, una sociedad que siempre habíamos tomado como paradigma de tolerancia y progresismo acabe de entregar un millón y medio de votos al líder xenófobo por excelencia, quien pronto tendrá que sentarse en el banquillo por comparar el Corán con Mein Kampf y el islam con el nazismo. Al caudillo integrista cuya lucha personal consiste en expulsar a todos los musulmanes se le ha entregado la llave de la gobernabilidad del país que siempre fue tierra de acogida y anfitrión de diversidad.

El motivo es, una vez más, el miedo de la población autóctona a perder su privilegiado modo de vida, su prosperidad reservada a una fracción de los habitantes del planeta. Muchos europeos han olvidado que la obtuvieron explotando, primero, a esos mismos pueblos que otrora colonizaron y ahora pretenden desterrar. Y no ven que los inmigrantes les permiten vivir aún mejor, aceptando los trabajos más duros, aportando impuestos para financiar ese Estado del bienestar, y cuidando de ancianos e infantes por salarios ínfimos.
El recelo que recorre una Europa aterrada por la crisis abona el resurgimiento del extremismo, la intolerancia y el odio hacia "los otros". Y a esa ideología suicida la llaman "libertad". No se puede ensuciar más ese concepto.

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