El tablero global

Peligrosos estertores de la dinastía de los Kim

De entre todas las hipótesis y elucubraciones sobre los motivos de Pyongyang para bombardear ahora objetivos civiles en Corea del Sur, llama la atención la de Christopher Hill, ex secretario de Estado y jefe de la delegación de EEUU en las negociaciones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano. Hill aventura que el ataque de ayer fue ejecutado por los mandos militares de Corea del Norte "sin cobertura política", porque "no les entusiasma que a Kim Jong-il le suceda su hijo".

Según esta teoría, la cúpula del ejército está actuando cada vez más por cuenta propia, ante la grave enfermedad del "Querido Líder", y el rubicundo Kim Jong-un (recién nombrado al frente de la Comisión Militar Central) es incapaz de hacerse con las riendas de una estructura que controla un millón de soldados (en un país de 24 millones de habitantes) y que siempre ha gozado de autoridad y recursos ilimitados.
Estos pueden ser los últimos estertores de la dinastía de los Kim, y de nada sirvieron los dos viajes que hizo Jong-il a China este año para tratar de apuntalar a su hijo menor. A Pekín no le interesa una guerra en su patio trasero, por lo que la impedirá. Pero sí le va bien que Pyongyang siga amenazando a sus rivales comerciales. Y le sería más fácil entenderse con una Junta que con un sátrapa.

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