El tablero global

Políticos que predican ‘virtudes’ y practican los ‘vicios’ que condenan

El Bible Belt de EEUU, el Cinturón de la Biblia de los estados sureños, donde políticos, predicadores y prohombres locales claman sin cesar contra los "pecadores", es la zona del país donde más prostitución, pornografía y perversiones diversas proliferan privadamente entre las clases acomodadas, según las estadísticas policiales estadounidenses.
De igual manera, entre los políticos europeos más puritanos, devotos látigos de herejes, abundan en sus vidas íntimas los vicios que públicamente denuncian como causantes de todos los males del progresismo. Por ejemplo, su defensa a ultranza de los "valores familiares" a menudo se ve contrastada pocos años después por divorcios, amantes y otras veleidades que –entonces– resultan ser privadas y, por tanto, fuera de los límites de la crítica de sus rivales políticos.

Eso es exactamente lo que ahora pretenden Mr. y Mrs. Robinson (ella, nacida Collins pero encantada de cambiar el apellido de su padre por el de su marido) cuando tratan de aislar su comportamiento privado de las virtudes públicas que venden a sus votantes. Ella medró veinte años en política con mensajes como el de que la homosexualidad es "una abominación" sólo comparable a la pederastia, antes de que se descubriera su adulterio con un adolescente 40 años más joven que ella, para el que consiguió dinero del que también trató de aprovecharse.
Mr. Robinson y su muy beato partido unionista aducen que él no hizo nada malo y se merece seguir gobernando. Claro. Y nosotros tenemos que seguir creyéndonos sus promesas de intachabilidad.

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