El tablero global

Una [contra] revolución peligrosa para 'RINOS'

Un movimiento que toma su nombre de un motín destructivo (los sublevados en Boston prefirieron arrojar al mar el cargamento de té) contra los impuestos de la metrópoli, y que sospecha de las intenciones de cualquier líder, no parece muy domesticable por ningún partido. Pero es probable que sea más peligroso para el que parece más cercano a esa [contra] revolución conservadora, que pretende "recuperar el país" presuntamente secuestrado por los políticos.
El Tea Party etiqueta a los conservadores moderados como RINOS (de las siglas en inglés de "Republicanos Sólo en el Nombre") y se propone hundirlos, incluso al precio de que gane el candidato demócrata (como ocurrió en el distrito 23º de Nueva York), porque los considera traidores a la causa del individualismo militante. Así que cualquier congresista republicano que ose atender los llamamientos de Obama de un pacto de Estado contra la crisis y para dar cobertura sanitaria universal se convertirá en blanco de las iras del Tea Party.

Tan suicida es ese integrismo ultra, que uno de sus más encendidos oradores, Tom Tancredo –sí, sí, así se apellida ese ex congresista de Colorado–, llegó a dar gracias a Dios, durante la convención de Nashville, de que Obama hubiera ganado al republicano McCaine en 2008, pues la llegada a la Casa Blanca del "ideólogo socialista" despertó por fin a los norteamericanos del ensueño que les conducía hacia el infierno del izquierdismo. Un discurso tan extremista que asusta al electorado centrista mayoritario.
Aún no se sabe cuántos votantes arrastrarán anti-líderes como Rubio y Palin, pero los republicanos no pueden arriesgarse a perderlos. Aunque abrazar los dogmas de esos iluminados les hará correr peligros aún mayores.

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