El tablero global

Una cortina de humo repugnante para Sarkozy

Nicolas Sarkozy afronta una rentrée infernal. Aquejado de índices de popularidad abisales y sacudido por el escándalo de la financiación ilegal de su campaña electoral por la multimillonaria y evasora de impuestos Liliane Bettencourt, el presidente francés ha de hacer frente a un otoño caliente adelantado, de huelgas y manifestaciones contra su reforma de las pensiones, que definirá sus posibilidades de reelección en 2012.
Así que, como en American Hero, la novela de Larry Beinhart (llevada al cine con la magnífica Wag the Dog), decidió levantar una Cortina de humo (título de esa película en España) con la que tapar sus vergüenzas y recuperar la aceptación popular. Lo malo –y no sólo para él– fue que en esa siniestra maniobra populista se le fue la mano xenófoba y ha acabado por atizar el avispero sindical con un nuevo motivo para movilizarse contra su derechismo ultramontano.

Pretendía ser aplaudido por el electorado conservador con una nueva exhibición de mano dura, esta vez contra la minoría más impopular del país, y ha acabado amonestado por la Unión Europea, denostado por gran parte de la sociedad francesa –a la que no se le puede hurtar gratuitamente sus ideales republicanos– y hasta censurado por muchos de sus correligionarios en la derechista UMP. Tan repulsiva ha sido su estrategia de diversión, basada en la persecución de un pueblo ya discriminado, que dos de sus ministros (el de Exteriores y el de Defensa) y hasta el propio jefe del Gobierno, François Fillon, se han atrevido a criticarla.
Así que ahora el presidente intenta escurrir el bulto y aparenta desentenderse de su ofensiva racista, diseñada como distracción en momentos de crisis. Repugnante.

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