A contracorriente

Lula será elegido o elegirá

El Poder Judicial brasileño da muestras diarias incuestionables de que actúa de forma concertada en la persecución a Lula. Mientras concede todas las solicitaciones de los acusados de derecha, niega todas las de Lula, confirmando que se trata efectivamente de una judicialización de la política en contra de Lula. El Poder Judicial brasileño, al sustituir la esfera del derecho por la acción de persecución política a Lula – que, al parecer es su objetivo fundamental hoy en Brasil – y, al ser complaciente con el golpe en contra de Dilma, con el proceso forjado en contra de Lula y con la prisión de este, se ha vuelto un partido de la derecha.

Ya no le importan los argumentos de la gran mayoría de los juristas brasileños y del mundo en contra de las arbitrariedades de las decisiones tomadas en Brasil. Ya no le importa que la democracia haya sido violentada, sin que el Poder Judicial siquiera se haya pronunciado, no importa que el juez más parcial y arbitrario que Brasil ha conocido sea declarado por la misma autoridad judicial como exenta para juzgar a Lula, a quien ese juez trata como adversario político. No le importa convivir con el gobierno más corrompido de toda la historia del país. El Poder Judicial ha renunciado totalmente a sus funciones de guardián de la Constitución y ha pasado a actuar como partido político empeñado en tratar de evitar que Lula vuelva a ser presidente de Brasil.

La persecución a Lula ha logrado varios triunfos, pero lo que no ha logrado es afectar su popularidad, el prestigio y la confianza conquistados por en el pueblo, su influencia a los brasileños. No han logrado impedir que Lula circule como idea libremente por Brasil. Los candidatos del gobierno que el Poder Judicial legítima tienen niveles de apoyo de la población ridículos. Lula supera el 40% y tiene más intenciones de voto que todos los otros candidatos sumados.

En aquella celda de la Policía Federal en Curitiba reside el futuro de Brasil. De Lula depende el futuro de Brasil. Él tiene las condiciones legales para ser candidato y volverse el próximo presidente de Brasil. Y, en el caso de que el Poder Judicial cometa otra arbitrariedad en contra de él, Lula es el gran elector, tiene todas las condiciones de elegir al candidato indicado, que se volverá favorito para ganar las elecciones y volver a ser el presidente de Brasil. Será el gobierno de Lula, del proyecto que él representa.

Todo lo que es importante hoy en Brasil depende de la resolución de esa cuestión, que está en manos de Lula, como candidato o como gran elector. Candidaturas regionales, alianzas, apoyos y definiciones de relaciones con otras fuerzas y precandidatos, todo se subordina a ello.

¿Cuál es el sentido del Partido de los Trabajadores (PT) de mantener la candidatura de Lula? En primer lugar, para reafirmar su influencia nacional y su derecho a ser candidato. Segundo, para garantizar su rol de candidato o de gran elector. Tercero, para profundizar las contradicciones al interior del Poder Judicial, con cada vez menos argumentos para mantener su apoyo al golpe y su persecución a Lula. Y, cuarto, para mantener la centralidad de Lula y del PT en la lucha por la reconstrucción de alternativa al neoliberalismo y por el restablecimiento de la democracia en Brasil.

La estrategia, a pesar de los bloqueos en el Poder Judicial, se demuestra políticamente victoriosa. Los otros precandidatos no logran espacio para crecer, algunos hasta retroceden hacia el 1% de apoyo. La unidad de la izquierda depende de la cuestión central de la libertad y de la candidatura de Lula. Por el es el único liderazgo capaz de conducir a la derrota del golpe y la restauración de la democracia. No es por falta de mérito del resto de los precandidatos de izquierda que no avanzan, sino por la polarización nacional entre Lula y la derecha.

Lula será elegido presidente de Brasil o, en el caso de que le impidan ser candidato, él decidirá quien será el próximo presidente, que colocará en la práctica el proyecto para la reconstrucción de Brasil representado por Lula.

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