Tal y como están concebidas, las cumbres mundiales se asemejan a un cocido maragato: se engulle primero la carne y los garbanzos y se acaba con la sopa. Bajo esta misma receta, los cónclaves planetarios elaboran primero sus conclusiones y luego se celebran. El método tiene la ventaja de que anticipa los fracasos, que es el resultado más habitual, pero obliga a nuestros líderes a emprender viajes agotadores para leer un discurso que podían haber enviado por correo electrónico. A estas alturas ya sabemos que la de Copenhague sobre el clima será un fiasco, igual que la de Seguridad Alimentaria, de la que ha hecho novillos hasta Zapatero, que después de promover la alianza de civilizaciones y la alianza contra el hambre ha debido de desfondarse.
Los ausentes a esta última cita en Roma, con Obama a la cabeza, que está en China practicando la alianza de regímenes, se han perdido la simbólica huelga de hambre del director general de la FAO, Jacques Diouf, con cuyo ayuno ha pretendido sin éxito remover las conciencias y las carteras. Su acción ha pasado desapercibida frente a las lecciones de Islam para señoritas de más de 1,70 de altura impartidas por el profesor Gadafi, al que no se puede negar su intento de adaptarse a las costumbres locales a precios populares -50 euros por velina-, toda una lección de austeridad para Berlusconi.
Pues bien, antes de que el Papa inaugurara la cumbre y sermoneara contra la opulencia y el derroche ya se conocían las conclusiones finales, cuya gran novedad era el compromiso de reducir a la mitad en 2015 el hambre en el mundo, un propósito que 191 jefes de Estado y de Gobierno ya se fijaron como meta en el año 2000 cuando parieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Eso sí, de quién pone la pasta para evitar que la desnutrición mate al día a 35.000 personas en el mundo ja en parlarem, que diría Pujol.
¿Culpamos sólo a los gobiernos de los países ricos? Aquí sin ir más lejos, el PP ha propuesto recortar la ayuda al desarrollo en su plan anticrisis. La medida contaría, sin duda, con el aplauso de muchos conciudadanos, cuyo patriótico razonamiento es que antes estamos nosotros que los negritos del África tropical. Y eso que a todos nos desazonan las tripas hinchadas de esos niños esqueléticos que vemos en los telediarios. Suerte que hayamos inventado el zapping, porque es que así no hay quien coma.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>