Tierra de nadie

La coherencia de los sindicatos

Por eso del interés general, los que creemos que el trabajo mata más que el tabaco estábamos dispuestos a aceptar que el Gobierno acortara nuestra esperanza de vida prolongando un par de años la edad de jubilación, pero a medida que pasa el tiempo ya no estamos tan seguros de la necesidad del sacrificio. Algo que era vital para asegurar la viabilidad de las pensiones no puede convertirse de la noche a la mañana en un simple propuesta para el debate, como la definía ayer el ministro Corbacho, porque eso equivale a reconocer que se gobierna a salto de mata, contentando a los mercados un día y tratando de apaciguar al otro a los sindicatos, que hoy se manifiestan contra lo que iba a ser y puede que sea menos o, al final, termine por no ser nada, según convenga.

A las centrales sindicales se les podrá reprochar lo que se quiera salvo incoherencia. Han mantenido que el sistema de pensiones no está en peligro y que una cosa es introducir reformas y otra entrar con la excavadora hasta la cocina. El contrapunto lo ha puesto la CEOE, que se apresuró a felicitar al Gobierno por su arrojo. La patronal, por un lado, entiende que el sistema es insostenible si no se prolonga la edad de jubilación y se aumentan con ello los ingresos, y por otro no renuncia a que se recorten en cinco puntos las cuotas empresariales a la Seguridad Social y, en consecuencia, se recaude menos. En definitiva, que debemos jubilarnos más tarde para que las empresas se ahorren un pico.

Este debate es algo más denso que el que ha entretenido recientemente al país acerca de si Belén Esteban salía o no favorecida con su nuevo apéndice nasal, pero estamos abiertos a contrastar las cifras y superar nuestra aversión a las matemáticas. Es difícil comprender que se hable de prolongar la vida laboral cuando por sistema se expulsa del mercado a los mayores de 50 años, incluso en el sector público, o que nadie haya pedido responsabilidades por planes privados de pensiones que han rozado la estafa. Con las dudas sobre la jubilación ha hecho la banca mucho dinero.

Deberíamos tener certidumbres y, por eso, es urgente que alguien nos enseñe las cuentas. Si el sistema amenaza ruina habrá que tomar medidas drásticas pero no se nos puede pedir que reforcemos los cimientos si la obra consiste en quitar el gotelé y reparar tres desconchones. Sacrificios, los justos.

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