Tierra de nadie

Feijóo y su novia se cuelan en el Vaticano

A la obligación de todo dirigente político de tener una foto con el Rey en la mesa de su despacho, preferiblemente con el marco de plata, los políticos del PP unen la servidumbre de conseguir una instantánea con el Papa, un clásico en las estanterías de la derecha. Y por si fuera poco superar ambas pruebas, a la galería de personajes con las que nuestros servidores públicos más señeros han de inmortalizarse se ha unido Obama, que viene a ser como conseguir el cromo de Cristiano Ronaldo en la colección de esta liga. La ventaja de la foto de Obama es que es ambidiestra o, dicho en lenguaje moderno, transversal, de manera que recompensa por igual a todo el arco parlamentario.

Entre los populares la competencia estriba en poder mostrar varias fotos del Pontífice de golpe, signo inequívoco de que la carrera del genuflexo ha sido bendecida con vaticana periodicidad. En esto el campeón indiscutible ha sido Aznar, que en su última visita a Juan Pablo II se llevó a su mujer, a sus hijos y a su yerno Agag, y si no acudió con la señora de la limpieza fue para que el conjunto no pareciera un equipo de fútbol posando antes de un partido. Con tales antecedentes, es comprensible que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo haya hecho lo imposible para obtener su retrato con Benedicto XVI, aunque para ello tuviera que integrarse en el séquito del arzobispo de Santiago.

Lo de Feijóo ha sido como colarse en una boda, con la diferencia que el intruso no se ha hecho pasar por invitado para ponerse ciego a langostinos sino como oficiante. El delfín de Rajoy, un abanderado de la austeridad y enemigo declarado de los Audis, aunque mantenga catorce de ellos muertos de risa en el garaje de la Xunta, tendrá que explicar ahora quién le pagó el viaje a él y a sus colaboradores, alguno de ellos tan íntimo que es su propia novia, Chiny, una mujer que, vestida de negro y con la cruz bien visible por encima de su camisa, hubiera pasado por colaboradora del propio arzobispo.

El de la Xunta, que se limitó a besar el anillo a Ratzinger y pretende apuntarse el tanto de la visita papal a Galicia con motivo del Xacobeo, tiene ya su primera foto; la segunda no tardará en llegar, una vez que Benedicto bese el suelo compostelano. Como Rajoy no ande listo, le madruga el puesto. Habemus líder.

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