Tierra de nadie

Bono gana el premio Planeta

A Bono, que presume de cristiano, le están queriendo crucificar a cuenta de sus haciendas y heredades, entre las que destacan varios pisos y una hípica en Toledo, pero el presidente del Congreso no es de los que ponen la otra mejilla. Con las mismas, se ha ido al fiscal con todas su declaraciones de bienes desde 1979 para justificar sus variaciones de patrimonio y ha hecho una ronda por los periódicos para desactivar las difamaciones. La conclusión es que Bono no se nos va a morir de hambre y que si el PP pretendía huir de Gürtel encendiéndole el ventilador ha pinchado en hueso.

Debido a muchos de sus desmanes, la gente ha invertido con los políticos la carga de la prueba, de tal forma que en el imaginario popular todos ellos son unos chorizos hasta que no demuestren lo contrario. Los de izquierdas incorporan algunos agravantes, ya que se supone que, además de haber leído El Capital, que es un ladrillo, han hecho voto de pobreza. En definitiva, si un socialista va sobrado de parné es un sospechoso potencial que, cuando menos, debe disculparse. Se olvida que no hay que pedir perdón por lo que se tiene o por lo que se ha obtenido legalmente, sino por lo que se ha robado, y ya puestos devolverlo.

De los ingresos de Bono llama la atención el contrato que le ha firmado Lara para que publique sus memorias, por el que se ha comprometido a pagarle 750.000 euros, de los que ya ha recibido 220.000 como adelanto. Cuando hace tres años hablé con él de sus diarios, decía que llevaba escritos 17.000 folios, lo que reduce La Segunda Guerra Mundial de Churchill a un pequeño pasquín. Sea como fuere, la editorial debe esperar mucho del material porque le ha dado a ciegas el equivalente al premio Planeta y 150.000 euros más para tijeras.

Sería una desilusión no encontrar en ellas la llamada del Rey poniéndose a sus órdenes a los diez minutos de que Zapatero le ofreciera el Ministerio de Defensa o su encuentro con Rumsfeld en el Pentágono, en el que, tras disculparse por no hablar su idioma, le demostró que era EEUU y no España quien vendía armas a Venezuela. "Pues menos mal que no sabía usted inglés", le dijo el secretario de Estado. La denuncia sobre su patrimonio le pone en bandeja otro capítulo en el que relatará los últimos mensajes de Rajoy: "Yo no he tenido nada que ver".

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