Tierra de nadie

¿Alguien del PP ganó la guerra?

Los defensores de que el pacto de la Transición es inamovible y que, en consecuencia, resulta absurdo clamar contra la impunidad del franquismo ofrecen dos argumentos de autoridad para sostener su tesis. El primero es que quienes se oponían entonces a la dictadura y corrían delante de los grises coreaban en sus manifestaciones aquello de "libertad, amnistía y estatuto de autonomía", prueba irrefutable de que todos estaban por la labor de hacer borrón y cuenta nueva. El segundo es que Genovés pintó El abrazo en 1976, un cuadro que estaba llamado a ser el icono de la reconciliación nacional. Ambas cosas deberían ser suficientes para no descorrer el velo del pasado y mirar hacia el futuro, como nos pide siempre un PP que, si pudiera, dejaría la historia de España del siglo pasado en 30 años, siendo generosos.

Estamos pues sojuzgados por una consigna que rima en consonante y por un cuadro, gracias al cual su autor pasó una semana incomunicado en los calabozos mientras sus carceleros buscaban el término reconciliación en el diccionario. Otro gallo nos habría cantado si alguien hubiese gritado "Verdad, Justicia y Reparación", pero nadie lo hizo o lo hizo muy bajito, así que se siente: no tenemos derecho a pisar las calles, a mostrar las fotos en blanco y negro de los asesinados y los desaparecidos, a honrar su memoria, a recuperar sus huesos de las cunetas o a acudir a los tribunales.

Al parecer, lo anterior no sólo pone en riesgo la democracia 35 años después de que expirara el dictador, como ha asegurado la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, temiendo quizás su retorno, sino que es una descortesía imperdonable, no ya para los políticos que protagonizaron el tránsito a la democracia sino, sobre todo, para la casta de periodistas que glorificaron la Transición, muchos de ellos procedentes de los medios de comunicación del franquismo, y que siguen hoy en el machito marcándonos el paso de lo que debemos decir o hacer.

Nadie quiere reescribir la historia ni ganar una guerra que se perdió hace demasiado tiempo. Pero hay que reconocer que está acusación resulta inquietante en boca de una derecha democrática, a la que habría que suponer también en el bando de los derrotados. ¿O es que hay alguien en el PP que ganó la guerra? Temo la respuesta.

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