Tierra de nadie

La inteligencia de los mercados

Hay mucha gente empeñada en considerar que eso que llaman los mercados se comportan racionalmente, de forma que todas las decisiones e los Gobiernos han de someterse a su reacción y analizarse bajo el prisma de su pretendida inteligencia. En realidad, todo ello no es más que un camelo gigantesco. El móvil de eso que llaman inversores, que es la manera fina de definir a los que especulan, se reduce a forrarse, y ese tendría que ser el fiel de la balanza de cualquier juicio. Esto es el casino y no la facultad de Económicas. La Bolsa no baja para dar la razón a Rajoy sobre lo manta que es Zapatero ni porque exija de una vez por todas el despido libre o la jubilación a los 80. Baja o sube para dorar los riñones de unos a costa del hígado de otros.

Viene esto a cuenta de las proyecciones que publicaba ayer la Comisión Europea para los países de la UE hasta 2011. Es verdad que España crecerá en ese período bastante menos que algunos de sus socios, pero observemos otros detalles. La deuda pública de Alemania será en 2011 del 81,6%; la de Francia, del 88,6%; la de Italia, del 118,9%; y la de Grecia, del 133,9%. ¿La de España? Del 72,5%, 16 puntos menos que la media comunitaria.

¿Que qué pasa con ese déficit público que debemos corregir a toda costa para no hundirnos y tragar agua como condenados? Pues que la previsión para España lo sitúa en 2011 en el 8,8%. Pero es que la de Francia es del 7,4%, la de Alemania del 4,7%, la de Grecia del 9,9% y, pásmense, la de Reino Unido es del 10%. Habrá que esperar a ver lo que dice The Financial Times de todo esto, y si anima al nuevo Gobierno británico a vender las Malvinas para corregirlo, que no en vano a Grecia se le sugería desde otros foros que pusiera sus islas del Egeo en manos de Gilmar como método para conseguir recursos adicionales.

A estas alturas sabemos que la economía no es una ciencia exacta y que, a diferencia de las matemáticas, el orden de los factores sí altera el producto. Es posible deducir que si el paro desciende también lo hará el déficit, pero es más que discutible que recortando el déficit a toda prisa lo haga también el desempleo. Hay que tener claras las prioridades y no dar carnaza a los tiburones, pese a que en este capitalismo refundado sigan siendo, para nuestra desgracia, una especie protegida.

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