Tierra de nadie

A Camps le da la risa floja

A diferencia del de Cervantes, "que de puro limpio y aljimifrado parecía que vertía carmín de lo más fino", el patio de Monipodio que tiene Rajoy en Valencia es una sentina más irrespirable que Dinamarca cuando olía a podrido. Como el gallego tiene el olfato atrofiado para esto de la corrupción, ha tenido que ser el juez Pedreira, en su auto de inhibición a favor del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, el que identifique los hedores: financiación ilegal, delito electoral y cohecho. Estábamos, según Camps, ante un proceso de risa y, por eso, conviene recordar el chiste de Rajoy de hace unas semanas: "Ha quedado acreditado que no ha existido financiación ilegal del PP". Para partirse, oiga.

Si lo que sostiene la Policía es cierto, en este divertido latrocinio está implicado todo el Gobierno valenciano, desde el presidente al vicepresidente, pasando por siete consejerías y por ocho organismos públicos, entregados todos ellos a la tronchante tarea de adjudicar contratos a dedo a la trama del amiguito del alma de don Francisco, que de tanto repartir regalos entre esos cargos públicos tan rumbosos llegó a parecer una tienda de Musgo el día de la Madre.

Se lo llevaba crudo El Bigotes, que recibió hasta 85 adjudicaciones en cuatro años por un importe superior a los 7,5 millones de euros; se lo llevaba calentito el PP, que encargaba a la trama unos trabajitos electorales que nunca abonaba porque de la factura se ocupaban los principales contratistas de obra pública en Valencia; y se lo llevaban a destajo los constructores –Sedesa, Lubasa, Enrique Ortiz o Facsa-, que de 2005 a 2009 acumularon obras y servicios por importe de 850 millones de euros. Todo ello perfectamente descrito en una contabilidad B que hubiera sido la envidia de Grecia. Se entiende la risa floja de Camps y su felicidad desbordante.

Lo lógico sería que, al cesar la carcajadas, Rajoy dejara caer el telón sobre tan nutrido grupo de humoristas, pero el del PP es de los que no saben ver un final ni con el subtítulo de The end en pantalla. ¿Que qué hará? Volver a meterse debajo de las piedras por una temporada. Entre tanto, les dejo el chiste que contó cuando le preguntaron si dimitiría en el caso de que se demostrara la financiación de su partido: "No, porque yo no lo he hecho". Pueden reírse.

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