Tierra de nadie

Si alguien sobra es Elena Salgado

Resueltos a ayudar a Zapatero en la reducción del déficit, el que más y el que menos ha hecho su quiniela de ministerios prescindibles. En esto, como en el fútbol, cada uno tiene su propia alineación, aunque la coincidencia es muy amplia en que Bibiana Aído lleva mucho tiempo nominada y tendría que dejar la casa. Tal es la presión, que en auxilio de la ministra ha comenzado a difundirse un manifiesto en la que todos los abajo firmantes son hombres que reconocen los méritos de la gaditana en pro de la igualdad y denuncian la constante manipulación de sus declaraciones para ridiculizarla. Otro tanto ocurre con Manuel Chaves, del que todavía no existe manifiesto que glose sus capacidades.

Discrepando de la mayoría, a uno le parece que el departamento más superfluo del gabinete es la vicepresidencia de Elena Salgado, toda vez que la política económica ya no es cosa suya, si es que alguna vez lo fue, sino de los burócratas de la UE, que le han cogido el gusto a eso de ponerla a escribir al dictado. Salgado sale cada mañana de casa, llega a Bruselas con su cuaderno y allí le corrigen los deberes y le ponen otros para el día siguiente. Hay que reconocer que como alumna es de las mejores pero, siendo esto de la economía cosa tan seria, no nos habría costado nada esperar a que esta mujer aprobara el curso. Entre tanto, hubiéramos podido apañarnos con algunos test de autoescuela que llevan la respuestas correctas escritas en el reverso.

Lo último que le han dicho a Salgado es que para llegar a un 6% de déficit en 2011 no es suficiente con el decretazo que ahorraba un 1% del PIB sino que es necesario el 1,75%, es decir, un decretazo y tres cuartos. A mandar. Que la reforma laboral es inaplazable; ayer se aprobó. Y que hay que meter mano a las pensiones urgentemente, y en eso se está. O a la vicepresidenta le dan el cum laude o vamos a tener que enfadarnos en serio.

La mayoría somos estudiantes malísimos y no acertamos a ver las diferencias entre lo que parece una clara injerencia en nuestra soberanía y la situación actual, en la que tenemos que pedir permiso para ir al baño. Lo único que nos consuela es que lo publicado en Alemania sobre nosotros es completamente falso. No es cierto que la UE se prepare para intervenirnos económicamente porque ya lo ha hecho.

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