Tierra de nadie

Presupuestos a la defensiva

En lo que ha de interpretarse como la solución definitiva a la cuadratura del círculo, el Gobierno ha proclamado que el compendio de recortes sobre los que se asientan los Presupuestos del Estado para 2011 serán la palanca de la reactivación económica. Hasta ahora pensábamos que era imposible soplar y sorber la sopa al mismo tiempo, pero hete aquí que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha debido encontrar la fórmula practicando este verano con los sobres de Gallina Blanca que tenía por casa.

Lo habitual hasta la fecha era que los Presupuestos marcaran el camino a la actividad económica y fijarán algún objetivo de país, por peregrino que éste fuese. Se podía impulsar la alta velocidad, promover las tecnologías de la información, incentivar el I+D, dar prioridad a la inversión educativa o cimentar el cambio del modelo productivo, por poner algunos ejemplos del pasado. Sin embargo, las cuentas del próximo año carecen de cualquier meta, excepción hecha de la reducción del déficit, para lo cual se recorta todo lo que se mueve, y si se mueve mucho pues más todavía. Son unos Presupuestos defensivos, que servirán, eso sí, para que Zapatero reciba palmaditas en la espalda de Bruselas y del FMI, que en eso no escatiman.

Los grandes damnificados serán los desempleados, a los que, sencillamente, se les ignora. El Gobierno renuncia a combatir el paro a lo largo de 2011, hasta el punto de reconocer que permanecerá invariable en el entorno del 20%. Para disimular el fracaso, se incorpora un estudio sobre las futuras repercusiones de la reforma laboral que es de traca. Por ciencia infusa se determina que tendrá un impacto de hasta cuatro puntos en el PIB y que reducirá hasta tres puntos el paro estructural, algo que hará converger la tasa de paro al nivel de los países de nuestro entorno. El cuándo es un misterio no desvelado a propósito para mantenernos en la intriga.

Como la esperanza es lo último que se pierde, se confía en que la recuperación se intensifique en Europa para subirnos, como sea, al estribo de ese tren, ya que lo de sacar billete está muy caro. Ahí reside nuestra única posibilidad de ver la luz en este oscuro túnel. Recen lo que sepan para que Alemania o Francia hagan sus presupuestos pensando en los parados españoles. Aquí eso no se estila.

Más Noticias