Tierra de nadie

Los pisos piloto de José Blanco

Como quien aconseja a un asmático respirar el aire puro de la montaña, el ministro de Fomento, José Blanco, nos ha animado a comprar piso, pensando quizás que hay gente que no se atreve a dar el paso por timidez o por ignorancia de los beneficios que reportaría al país. Opina Blanco que el momento es óptimo porque los precios han ido bajando en los últimos tiempos, y que si entre todos nos ponemos a ello acabaríamos con ese stock inmobiliario que tan mal le sienta a la economía. Si en los próximos días el ministro de Trabajo nos alienta a buscar trabajo para resolver en un periquete el problema del paro se confirmará que el Gobierno ha incluido el surrealismo entre sus estrategias políticas; si no lo hace habrá que atribuir el comentario de Blanco al estrés acumulado por el conflicto de los controladores aéreos.

Como bien sabe el ministro, para que se compren más viviendas han de darse varias condiciones. Una de ellas es que los bancos, que son ahora las principales inmobiliarias, asuman que la burbuja ha estallado, bajen los precios seriamente y afloren de una vez sus pérdidas ocultas; otra es que esos mismos bancos faciliten crédito a los compradores, cuyo número potencial aumentaría si, a su vez, se reduce el paro. Si las provisiones que ahora se exigen a las entidades para desenladrillarse se hubieran aplicado mucho antes, no nos encontraríamos en 2011 con la misma canción de hace tres años.

Aun corta de alcance, en este caso la política fiscal del Gobierno ha sido correcta en líneas generales. Dos anuncios del Gobierno, el de la subida del IVA a partir de julio de 2010 y la eliminación en enero de este año de la desgravación a la vivienda para las rentas superiores a 24.000 euros, iban encaminados, precisamente, a acelerar las decisiones de compra y aligerar el stock de pisos no vendidos. Son los bancos los que no han cumplido con su parte del trato, que era dejar caer los precios tanto como exigía el mercado.

El desesperado intento de los bancos para no manchar unos balances ya de por sí contaminados está retrasando la salida de la crisis. Su agujero inmobiliario les impide captar dinero para prestar, y sin créditos no habrá quien compre un azulejo. Tener a Blanco de vendedor de pisos piloto viste mucho pero no les solucionará el problema.

Más Noticias