Tierra de nadie

Hablemos de productividad

Al presidente de la CEOE no le gustaba ni la música ni la letra de la reforma de los convenios, pero una vez que el Gobierno ha afinado el tono, se ha bajado la melodía al Ipod y hasta dicen que la tararea. Metido en danza, Rosell ha vuelto a martillearnos con la cantinela de que subir los salarios con arreglo a la inflación es un método más antiguo que Atapuerca, y que lo moderno es calcularlo de acuerdo a la productividad, aunque su fórmula exacta debe de ser complicadísima porque ni él ni nadie de los suyos se atreve a escribirla en la pizarra.

En esencia, la productividad es un ratio entre la producción y los medios empleados para conseguirla. A costes uniformes, si una empresa produce lo mismo con la mitad de la plantilla, su productividad global habrá aumentado un 50%, pero no parece que Rosell aconseje subir los salarios de los supervivientes en esa proporción. Quizás se refiera a la productividad por trabajador. Pongamos el caso de una empresa que aprieta tuercas. Si sus operarios han de hacerlo con las manos la productividad será más baja que en la competencia, donde utilizan llave inglesa. ¿Merecerán por ello que su aumento salarial sea menor? ¿Quién decide invertir más o menos en tecnología o en formación?

Consideremos los beneficios y retrocedamos a ese período en el que las ganancias de la banca aumentaban a un ritmo anual del 20%. ¿Debían haberlo hecho también los salarios en idéntica medida? Como no hay ni puede haber un procedimiento único ni la productividad depende exclusivamente del rendimiento laboral, sólo haciéndoles partícipes de la gestión los trabajadores podrían aceptar ligar su evolución a la de los sueldos sin tener la sensación de que se les toma el pelo.

Al no haber constancia de que la patronal considere esa posibilidad, cabe concluir que su fórmula para determinar el incremento salarial se basa en el libre albedrío. Se conoce como "sime": subiré los salarios si me da la gana y lo que me plazca. Individualizada, conduce al pago de bonus variables a cada empleado, cuya productividad será proporcional a su docilidad. En esas está.

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