Tierra de nadie

Las reformas del gobernador

Al gobernador del Banco de España le ha venido a cantar las cuarenta José Borrell, quien, con voz cristalina, le ha recordado que socioliberales como él, partidarios de la liberalización del suelo, tienen buena parte de responsabilidad en la burbuja inmobiliaria, al tiempo que le recriminaba su dejación de funciones en la regulación del sistema financiero para dedicarse a ejercer de "pseudo jefe de Gobierno" e intervenir en todos los aspectos de la vida económica. Fernández Ordóñez le daba ayer la razón: exigía otra reforma laboral y pasaba de puntillas por la reestructuración bancaria, de la que dijo que se estaba cumpliendo en los términos y plazos previstos.

Con bastante éxito, por cierto, Fernández Ordóñez lleva años dedicado a la tarea de dictar a Zapatero las reformas estructurales que debe poner en marcha. Lo hizo con la del mercado laboral, que ahora ya no es de su agrado aunque en septiembre del año pasado la mirara con esperanza y animara a los empresarios a usarla. También con las pensiones, apoyándose en la falsa predicción de que la Seguridad Social tendría números rojos en 2009. En su opinión, ambas reformas eran urgentísimas para que España dejara atrás la crisis, y se pusieron en marcha con el éxito de todos conocido.

En buena lógica, la más perentoria hubiera debido ser la reforma financiera, si es verdad, como se dice, que el crédito es el flujo sanguíneo de ese organismo que es la economía. Pues bien, en marzo de 2008 en Las Palmas Fernández  Ordóñez aseguraba que el virus del sistema mundial no había contagiado a bancos y cajas y que la banca, en general, estaba bien preparada. Seis meses después, ante el Congreso, su análisis era distinto: "Es absolutamente inevitable un proceso de reestructuración del sistema en el sistema financiero, ya sea con fusiones  o con otras fórmulas".

Camino de tres años de aquella radiografía, el crédito sigue sin fluir, ha sido necesaria una segunda reestructuración que está por completarse y cuyo coste se ignora y Fernández Ordóñez continúa dando lecciones sobre reformas estructurales. Por algo es el funcionario mejor pagado.

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