Tierra de nadie

Rosell sabe lo que nos pasa

Éste debe de ser, en efecto, un país muy resistente, capaz de aguantar lo que le echen con un modélico estoicismo. Quizás el verano contribuya a este estado de impavidez porque con tanto calor hay pocos dispuestos a liarse la manta a la cabeza cuando lo que te pide el cuerpo es un meyba y un mojito. Por si no teníamos bastante con un Gobierno interino que juega a los médicos y que, en su empeño por salvarnos, terminará por hacernos la autopsia, o con una oposición cuya principal aportación a la regeneración pública es disfrazar a sus partes más corruptas de honrados solomillo de primera, ha llegado Rosell, el presidente de la patronal, a vocearnos unos remedios contra la crisis muy enjundiosos.

Ingenuamente se creía que, tras la experiencia de su antecesor, Díaz Ferrán, el nivel del nuevo gerifalte de la CEOE tendería a subir, pero no contábamos con que la ley de la gravedad no admite excepciones. A juicio de Rosell los principales problemas de España son la chulería de los funcionarios, el fraude en el desempleo, el absentismo laboral, nuestras constantes visitas al médico –tal vez porque el absentismo deja mucho tiempo libre- y los estudiantes repetidores. De no ser por el calor antes citado, cualquiera se echaría a temblar ante semejante diagnóstico, tan pobre como unos macarrones sin tomate.

El caso es que de fraude Rosell tiene que saber un rato, porque sólo la existencia de un gigantesco fraude explica que tres de cada cuatro empresarios declaren a Hacienda como mileuristas. Como también ha de ser un experto en esas bonificaciones y deducciones, algunas de las cuales el de la CEOE aceptaría eliminar de manera "excepcional y temporalísima". ¿Que si Rosell estaría dispuesto a renunciar a las cerca de 4.000 millones en subvenciones públicas que las empresas reciben anualmente para contribuir a reducir un déficit que califica de "monstruoso"? Non fotis, nen.

Cuanto más falta nos hacía despunta en el horizonte una lumbrera del análisis económico y sociológico. Pongamos a este hombre al timón de la creación de empleo y echémonos a dormir a pierna suelta en el fondo del mar.

 

 

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