Tierra de nadie

Rajoy confirma que existe

Rajoy es como esos amantes que siempre te dejan a medias, un latin lover del ajuste que cuando desaparece te hace preguntar por qué no está y cuando llega no sabe uno a qué ha venido. Tras veinte días de monacal retiro, rompía su silencio con una entrevista a la agencia Efe en la que reconocía que tres cuartas partes de la desviación del déficit era imputable a las autonomías, controladas mayoritariamente por el PP. Seguidamente, se reunía con sus diputados para trasladarles la necesidad de otro tijeretazo de 25.000 millones de euros. Como es costumbre de la casa, ni en la entrevista ni en la cita con los suyos dio detalles de cómo se proponía afrontar esta hercúlea tarea.

A tenor de los precedentes, cualquier cábala es posible, dada la flexibilidad de bailarina de los principios del presidente, que un día abjura de las subidas de impuestos y, al siguiente, las considera imprescindibles para afrontar situaciones de excepcionalidad. Cabe contar en consecuencia con un aumento del IVA, que Rajoy asegura no tener prevista, pero que se antoja inevitable. Tiempo habrá después para explicarla como ha hecho ahora con la aplicada al IRPF.

Contando con que dos puntos de IVA equivalen a 5.000 millones de euros, los 20.000 millones restantes sólo podrán obtenerse cincelando con escoplo las grandes partidas de gasto, que son el desempleo, la sanidad, la educación y la inversión en infraestructuras, ya de por sí bastante jibarizada, sin que quepa esperar grandes ahorros en la financiación de la deuda porque la prima de riesgo es caprichosa y se empeña en no hacer caso a quienes vaticinaban que bastaría con que el PP llegara al poder para que descendiera en tirolina. Respecto a la primera, hay que contar con un caída inercial, no porque disminuyan los parados sino porque muchos de ellos agotarán las prestaciones.

Puestos a redondear el panorama, no sería extraño que la anunciada reforma laboral que la CEOE se dispone a dictar con voz de falsete se presente a la opinión pública como el gran incentivo para la creación de empleo. Nos quejábamos de la ausencia de Rajoy y era hasta deseable.

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