Tierra de nadie

Va un parado y le dice a otro...

Siguiendo la estela de Andrea Fabra y su célebre "que se jodan" dirigido a los parados en el momento en el que el Congreso aprobaba el recorte de sus prestaciones, una diputada del PP en las Corts valencianas, Carmen Amorós, ha hecho mofa en Twitter de los 720.000 desempleados de su comunidad, una cifra que instaba a recordar por si resultaba ser el Gordo de Navidad. Más tarde, pedía disculpas, alegando que ignoraba a qué se referían los parlamentarios de Compromís cuando exhibieron en el pleno un puñado de folios formando el guarismo. No se puede obligar a un responsable político a tener todos los números en la cabeza.

Amorós también es de Castellón, lo que haría suponer una cierta querencia de los conservadores de esta provincia a considerar el paro una cosa de chiste y, simultáneamente, a tener siempre presente la Lotería Nacional en su ideario, algo razonable teniendo en cuenta que a Carlos Fabra, mentor de ella y padre de Andreíta, le ha tocado siete veces entre 2000 y 2011, y sólo espera que se le caiga el pelo para hacer de calvo en los próximos anuncios del organismo de apuestas del Estado.

Lo de esta mujer, obviamente, es de premio gordo porque sin tener oficio conocido en su currículo –en la ficha de las Corts se alude vagamente a su formación administrativa- ha desempeñado distintos cargos orgánicos en el PP a nivel local desde 1986 y entre 1994 y 2003 se transformó en asesora de la Diputación de Castellón, sin que tampoco se especifique cuál era la materia de su asesoramiento. A partir de esa fecha fue designada teniente de alcalde de Bienestar Social y Formación Ocupacional del Ayuntamiento de la ciudad y ahora es diputada. Constituye el suyo el perfecto ejemplo de persona emprendedora, de esas que han trabajado mucho antes de entrar en política como reclaman Esperanza Aguirre y Ana Botella, otras dos que tal bailan.

El paro, además, nunca ha sido un problema en la familia de Amorós. Su marido, Jorge Javier Pérez Estopiña, ocupa en propiedad desde el 26 de abril de 2011 una plaza de arquitecto técnico de Diputación castellonense, y su hija, Silvia Pérez Amorós, se hizo con la suya de arquitecto, en la misma diputación. ¡Cuánto talento de la familia Pérez-Amorós hay metido dentro de esa institución!

Como siempre ocurre en este país, aquel despliegue de mérito y capacidad despertó la envidia insana de algunos, que levantaron sospechas sobre el proceso de oposiciones o, directamente, denunciaron que el marido y la hija de Amorós formaban parte de "la última tanda de supuestos enchufados" de Fabra, el hombre que ni recordaba "la cantidad de gente" que habría colocado en doce años. La gran perjudicada por aquel revuelo fue Edith, otra hija de Amorós, que optaba a una plaza de psicóloga y se quedó sin ella. ¿Que dónde? Pues en la Diputación, qué pregunta más tonta.

Es comprensible, por tanto, que la diputada no sepa cuántos parados hay en Valencia ya que es un tema que no le incumbe personalmente o que, sabiéndolo, se burle de quienes no son capaces de preparar unas oposiciones como Dios manda. Jueguen en cualquier caso al 720.000 en Navidad por si les toca. El número no entra en el bombo pero éstos del PP de Castellón es que tienen una suerte loca.

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